La policía argentina sacó de circulación más de 15 mil dosis de la cocaína adulterada que causó la muerte de 20 personas y dejó casi un centenar de hospitalizados, un hecho criminal inédito en la historia del país que ha expuesto la gravedad del consumo de estupefacientes en los sectores más vulnerables y reabierto el debate sobre su legalización.
Las autoridades de la provincia de Buenos Aires emitieron el miércoles un alerta epidemiológica debido a la letalidad de la droga consumida, mientras las policía inició una carrera contrarreloj para dar con las dosis en circulación.
La dirección de investigaciones de delitos federales de Buenos Aires informó el jueves en un comunicado que tras varios allanamientos en distintos municipios se secuestraron 15 mil dosis y se detuvo a siete personas, entre ellas al presunto líder de la banda que habría comercializado la droga.
El hombre fue identificado como Joaquín Aquino, alias “El Paisa”, quien según el ministro de Seguridad de Buenos Aires, Sergio Berni, es el “cabecilla de una banda muy importante de San Martín”, un suburbio al norte de la capital.
Todavía no se dieron a conocer los resultados toxicológicos para determinar la sustancia con la que se adulteró la cocaína, pero todo indica que se trataría de opioides, derivados sintéticos del opio.
“Este fenómeno tiene que ver con que se mezcla la cocaína con otras sustancias. No podemos todavía determinar cuál es el componente, pero indirectamente sabemos que es un opioide porque se aplica el antídoto y (los pacientes) reaccionan”, explicó Berni en la rueda de prensa.
Los investigadores buscan determinar si hubo mala praxis de parte de los narcos que fraccionan la droga o si se trata de un ajuste de cuentas entre bandas de narcos.
Nunca en la historia criminal de Argentina se dio una tragedia de esta dimensión, repitieron investigadores y funcionarios en cada aparición pública y coincidieron en que da cuenta de la gravedad del consumo de drogas en los sectores más vulnerables de la población.
“Los argentinos no podemos dejar pasar esta situación para empezar a entender el fenómeno por un lado del narcotráfico y por el otro el de la adicción, que muchas veces pasan desapercibidos, que muchas veces se esconde debajo de la alfombra pero que es necesario visibilizarlo para abordarlo de una manera más eficiente”, advirtió Berni.
Según el ministro se comercializan “250 mil dosis de cocaína” al día en la provincia de Buenos Aires, la más poblada del país.
La mayoría de los fallecidos y hospitalizados -el último reporte daba cuenta de 84, entre ellos una veintena con asistencia respiratoria- son jóvenes de barriadas pobres de distintos municipios del conurbano.
Allan Santillán, de 19 años, “me fumé eso (la cocaína), me tomé la pastilla y me acosté a dormir. Hoy a la mañana me levanté con el hígado echo mierda, con vómitos, dolores de panza. Me dolía mucho el cuerpo como el covid”.
A su lado, su madre Natalia lamentó que “muchos jóvenes no la están pasando bien. Muchos chicos muertos, es todo triste. Mi hijo lo cuenta, me pongo en el lugar de mamá y es feo. Pero tienen que hacer algo urgente, es todo muy triste”.
La tragedia también reavivó el debate sobre la legalización de la tenencia de drogas para consumo personal.
“Hechos como éste ocurren porque las drogas son ilegales y no existen controles más allá de los que hacen los usuarios en contextos de clandestinidad”, advirtió el Centro de Estudios Legales y Sociales. “Es necesario cambiar el abordaje estatal sobre las situaciones de consumo. Si bien el prohibicionismo rige en casi todo el mundo, hace varios años surgieron modelos alternativos que abordan los consumos desde una perspectiva de derechos apartando al sistema penal”.