El ex policía de Chicago Jason Van Dyke salió el jueves de prisión tras cumplir menos de la mitad de su sentencia, más de siete años después de matar al adolescente de raza negra Laquan McDonald. La excarcelación es vista como un tropiezo en las gestiones de la ciudad para mejorar las relaciones entre su departamento de policía y la comunidad negra.
Jordan Abudayyeh, vocera del gobernador de Illinois J.B. Pritzker, dijo que Van Dyke salió en libertad el jueves por la mañana, aunque declinó ofrecer más detalles, incluso dónde estuvo detenido.
Van Dyke, que es blanco, se convirtió en 2018 en el primer policía de Chicago en medio siglo en ser hallado culpable de asesinato por una muerte ocurrida en ejercicio de su función. Muchos líderes negros esperaban que su sentencia por homicidio no premeditado indicaba una disposición a hacer responsables a los policías por sus acciones, pero ahora dicen que la noticia de que quedaría en libertad tras cumplir apenas tres años de su sentencia a seis años y nueve meses ha convertido a McDonald y a ellos en víctimas de nuevo.
“Es una clara ilustración de que las vidas negras no importan tanto como otras”, dijo el reverendo Marshall Hatch, un prominente ministro en el área West Side de la ciudad. “Cumplir tan poco tiempo por un asesinato le envía un mal mensaje a la comunidad”.
La alcaldesa Lori Lightfoot expresó una opinión similar.
“Yo entiendo por qué esto sigue sintiéndose como una mala implementación de la justicia, especialmente cuando tantos hombres no blancos son sentenciados a mucho más tiempo en prisión por delitos mucho menos graves”, tuiteó el jueves.
Para darles al adolescente y la comunidad la justicia que esperaban con el veredicto contra Van Dyke, la NAACP —la organización de derechos civiles más antigua de Estados Unidos—pidió el martes al secretario de Justicia Merrick Garland presentar cargos civiles contra el policía por la muerte de McDonald.
