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Profesor amenazó a escuela con documento de 800 páginas

Matthew Harris dejó un rastro de denuncias y acoso a lo largo de las escuelas en donde laboro, sus ex alumnos recuerdan las pesadillas que les hizo pasar

Un rastro de señales alarmantes sobre su conducta hacia mujeres siguió a Matthew Harris en una carrera académica que lo llevó a tres de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos: Duke, Cornell y la Universidad de California en Los Ángeles.

Exalumnos de Duke y Cornell, donde él estudió antes obtener una beca de posgrado en UCLA en años recientes, lo describieron como un hombre extraño con conductas obsesivas como enviar correos electrónicos y mensajes de texto a algunas mujeres, en algo que se volvió hostigamiento y al menos en un caso, acoso sexual. Otra estudiante dijo que ella cambió su rutina matutina en Duke durante semanas luego que Harris memorizó su horario y le envió mensajes que decían: “Estoy aquí, ¿dónde estás?”.

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La semana pasada, un equipo SWAT en Colorado arrestó a Harris luego que éste envió por correo electrónico un documento de 800 páginas y colocó videos en los que amenazó con actos de violencia a decenas de personas en UCLA, lo que forzó a la escuela a cancelar las clases presenciales por un día. El manifiesto contenía numerosas amenazas racistas y usaba las palabras “bomba”, “matar” y “balear” más de mil 200 veces. Harris va a comparecer en la corte el martes.

En reseñas de clases en internet, entrevistas y correos electrónicos obtenidos por The Associated Press, alumnos y exalumnos en las tres universidades acusaron a las instituciones de negligencia por tolerar la conducta de Harris.

“No tengo idea de cómo ese tipo está enseñando”, escribió uno de sus alumnos en UCLA en octubre del 2020 en una reseña anónima.


Dos exalumnos de Duke, que hablaron con la AP a condición de preservar el anonimato por temor a represalias, dijeron que aunque no reportaron la conducta de Harris a las autoridades universitarias entonces, su comportamiento era bien conocido dentro del departamento de filosofía y que ellos no sintieron que habrían tenido el respaldo de la facultad si lo hubiesen denunciado.

Vistas en su conjunto en los años desde masacres en la Escuela Secundaria de Columbine, Virginia Tech y otras, las acusaciones de los estudiantes en tres universidades de primer nivel generan preguntas sobre la línea entre conducta incomoda y conducta que puede ser castigada, el deber de una universidad a alentar denuncias y la obligación institucional de prevenir que ocurra en otra escuela.

Las descripciones de los estudiantes de años de conducta alarmante provocan otra pregunta: ¿Qué hicieron las universidades para ayudar a Harris?

Los estudiantes

Estudiante en Duke cuando completada su doctorado en el 2019, Harris asistió además a Cornell durante un año antes de que UCLA le contratase como becario y profesor numerario — un puesto distinguido — hasta que fue colocado en “licencia por investigación” en marzo del año pasado tras presuntamente haberles enviado a estudiantes material pornográfico y violento.

“Claramente, Duke no nos lo debió haber pasado a nosotros y Duke y Cornell no debieron haberlo pasado a UCLA”, dijo Adrienne Takaoka, una estudiante de filosofía en Cornell cuyo tiempo allí coincidió con el de Harris. “Somos afortunados de que nadie haya sido herido físicamente. Ciertamente hay personas que han sido dañadas sicológicamente”.


Los exalumnos de Duke describieron sus interacciones iniciales con Harris como algo mayormente colegial, pero con ratos tonos que aumentaron con los años.

“Existía esa sensación como de ‘me siento incomodo’ o ‘eso fue raro’”, dijo otro. “Para cuando dejé el programa no quería saber nada de él”.

Pero Andrew Janiak, un profesor de filosofía en Duke y exjefe del departamento que estuvo en el panel de la disertación de Harris, dijo que nunca tuvo indicios de esa conducta, diciendo que Harris era “muy tímido, muy contenido, nada agresivo. Nunca lo vi alzar la voz”.

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Janiak recibió el primer reporte de hostigamiento a finales de marzo, después que Harris había dejado Duke. Correos electrónicos muestran que Janiak inmediatamente contactó a UCLA.

Duke y Cornell se negaron a hacer declaraciones a la AP y no respondieron a una lista detallada de preguntas enviadas por correo electrónico, tales como si se hicieron reportes oficiales sobre Harris cuando éste asistió a las instituciones y, si no hubo ninguno, qué indica eso sobre su cultura de reportar.

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Las señales estaban ahí, como migajas diseminadas por las tres universidades.

El incidente de la rutina matutina en Duke. Una fiesta en Cornell en la que él trató de forzar una persona extraña a una discusión sobre su salud mental. Reseñas negativas en la internet sobre sus clases en UCLA. Una risa maníaca que interrumpía clases. Extrañas interacciones con mujeres a las que se acercaba repentinamente en los campus. Una campaña de mensajes de texto y correos electrónicos incesantes que hizo que varios estudiantes cortasen contactos con él.

“Nadie miraría eso y diría: ‘oh, él está bien’”, dijo Brian Van Brunt, un experto en violencia en los campus y salud mental y expresidente de la National Association for Behavioral Intervention and Threat Assessment. “En general, alguien así no surge de la nada”.

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En años recientes, la mayoría de las universidades han formado equipos de evaluación de amenazas e intervención en respuesta a tiroteos escolares, con el objetivo de detectar conducta alarmante y conseguir ayuda antes de que la conducta empeore.

Correos electrónicos y documentos en la corte muestran que el equipo de conducta de UCLA se involucró, pero posiblemente apenas el 30 de marzo del 2021, cuando la conducta de Harris comenzó a escalar.

Esa primavera, Harris comenzó a enviar correos electrónicos raros y perturbadores a sus excompañeros de clases y estudiantes en UCLA. Los mensajes a los estudiantes en UCLA incluían contenido pornográfico y violento enviados a mujeres en su grupo de estudios, lo que hizo que la universidad le colocase bajo licencia por investigación.

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Bill Kisliuk, director de relaciones con la prensa en UCLA, dijo en un correo electrónico que algunas personas en la universidad “expresaron preocupaciones” a su oficina el año pasado, que “trabajó con los estudiantes para responder a sus inquietudes”. Declinó comentar más, por razones de privacidad. El lunes, la universidad anunció que iba a crear un panel especial “para conducir una revisión exhaustiva” de sus protocolos para evaluar amenazas potenciales.

Los mensajes de Harris a excompañeros de clases en Duke, sin embargo, contenían enlaces a su canal en YouTube que incluían un video titulado “Profesores Blancos Muertos (Duke University remix)”. Pese a la evidencia de que él estaba en Carolina del Norte entonces, la universidad pareció no estar dispuesta a suspenderle el ingreso al campus, muestran correos electrónicos.

En abril, su madre contactó a una profesora de la Universidad de California en Irvine ara decirle que su hijo había amenazado en correos electrónicos en enero con “cazarla” y matarla. La profesora había conocido brevemente a Harris en el 2013 cuando ambos estaban en Duke y él se puso en contacto con la mujer cuando se mudo a Los Ángeles en el 2020, enviándole mensajes que se volvieron crecientemente agresivos y obsesivos.

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“Yo no podría perdonarme si no hiciese nada y alguien resultase herido”, dijo la madre de Harris.

Esos mensajes hicieron que el sistema de la Universidad de California obtuviese una orden de alejamiento del lugar de trabajo, que lo prohibió entrar a todos los campus de la UC. La policía en UCLA solicitó además una orden protectora de emergencia para violencia con armas de fuego.

En noviembre — meses después de que él fue ingresad involuntariamente a una institución siquiátrica, le dijo su mare al FBI, se le diagnosticó esquizofrenia — Harris trató de comprar un arma de fuego, pero se le negó por esas órdenes.

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Ahora, sus compañeros de clases se preguntan: ¿Cómo fue posible que UCLA contratara a Harris?

Su disertación — pese a la alarmante dedicatoria publicada en la internet — habría sido aprobada unánimemente por un panel de cuatro personas. Janiak dijo que él escribió una carta de recomendación para Harris, pero declinó discutirla.

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“Todo el mundo quiere reinterpretar el pasado y tratar de determinar si él estaba secretamente loco’”, dijo el profesor, pero añadió que no hubo nada “que me hubiese hecho pensar, ‘vaya, esta persona tiene problemas’”.

Janiak dijo que estudiantes le reportaron otras quejascuando él era jefe del departamento, pero que nadie le mencionó a Harris hasta marzo.

Saunie Schuster, abogado que aconseja a universidades sobre el asunto, dice que la responsabilidad de hacer preguntas sobre un aspirante más allá de sus credenciales académicas le corresponde a la institución que lo recibe.

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Aunque las escuelas usualmente no pueden mencionar acusaciones no probadas por temor a una demanda, dijo Schuster, pueden hacer una revisión de antecedentes que incluye entrevistas telefónicas con compañeros de clases, supervisores y estudiantes. No estaba claro si UCLA realizó ese proceso. La universidad no respondió a preguntas de la AP sobre si se puso en contacto con Duke o Cornell durante la contratación.

Schuster dice que una revisión de antecedentes habría permitido preguntas a sus empleadores previos, como “¿contrataría usted a este individuo para que trabajase directamente con usted?” o “ha mostrado este individuo alguna conducta que usted haya observado que le preocupe?”.

Para los excompañeros de clases de Harris, la respuesta es clara: Sí.

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