MADRID, 25 Mar. (EDIZIONES)-
Gregor Stewart, de 51 años y natural de Fife (Escocia), compró el muñeco hace cuatro años a un comerciante de California (EE.UU.) que quería vendérselo a alguien lo más lejos posible de él.
Desde que se convirtió en el propietario del muñeco de ventrílocuo, al que ha bautizado como Tío Herb, Gregor dice haber sido testigo de cómo el muñeco abría y cerraba la boca, aunque el mecanismo de ésta no funcionaba.
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«Creo que cuando el tío Herb abre la boca significa que no está contento con algo», explicó Gregor.