WASHINGTON (AP) — Si se tratase de otra persona detenida en otro país y en otra época, sería un tema menor: Una estadounidense arrestada en un aeropuerto supuestamente por llevar un derivado de cannabis legal en buena parte del mundo.
Pero la situación no podría ser peor para Brittney Griner.
Figura estelar del básquetbol femenino estadounidense y bicampeona olímpica, Griner fue arrestada en Rusia por una infracción que podría conllevar una condena a años de prisión y en momentos de crecientes tensiones entre Washington y Moscú por la invasión rusa de Ucrania. Es una prominente figura gay, de raza negra, que encara un juicio en un país cuyas autoridades han sido hostiles con la comunidad LGBTQ y con un fervoroso nacionalismo que hace temer por el trato que recibirá.
“Hay muchos países en el mundo en los que no quieres meterte en líos y Rusia es uno de ellos”, comentó Clarence Lusane, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Howard especializado en justicia penal y la política hacia las drogas.
Pese a la resonancia de su caso, los detalles siguen siendo un misterio en momentos en que se acerca una vista crucial programada para el mes que viene. Los fiscales no han dado indicios de los que piensan hacer y el gobierno estadounidense ha hecho pronunciamientos muy cautos. Los abogados de Griner desistieron de hablar del caso y siguen trabajando entre bambalinas.
Griner es sin dudas la figura estadounidense más conocida detenida en otro país. Su caso, no obstante, no es tan inusual. Con frecuencia los estadounidenses son arrestados en el exterior por posesión de drogas o por otros cargos y las autoridades no pueden hablar ni hacer demasiado. En general, el Departamento de Estado solo puede realizar visitas consulares y ayudar a conseguir abogados.
En algunos casos, las autoridades estadounidenses montan firmes defensas si están convencidas de que la persona es inocente. Pero el caso de Griner estalló hace dos meses y las autoridades todavía no han determinado si es culpable de algo o no.
La jugadora del Mercury de Phoenix fue arrestada en un aeropuerto de Moscú a mediados de febrero. Las autoridades rusas revisaron su equipaje y dijeron que encontraron un vaporizador con un aceite derivado del cannabis. Esto es una infracción que puede ser castigada con hasta diez años de cárcel en Rusia, aunque algunos expertos aseguran que la sentencia sería mucho menor en caso de ser condenada.
Ella regresaba al país, donde juega, tras un receso por las eliminatorias para la Copa Mundial.
Las autoridades estadounidenses dicen que siguen de cerca el caso, pero no han hablado demasiado del mismo, en parte porque Griner no autorizó a que se ventile el caso en público. Los comentarios formulados hasta ahora han sido medidos y cautelosos, dirigidos a garantizar que la basquetbolista tiene acceso al personal consular, sin exigir su liberación inmediata.
No hay mucho que el gobierno estadounidense pueda hacer en el plano diplomático para suspender un juicio penal en otro país. Cualquier arreglo que conlleve concesiones de Estados Unidos no iría a ninguna parte en el actual estado de cosas. Después de todo, no solo Rusia invadió Ucrania, sino que Estados Unidos está coordinando medidas para facilitar a los ucranianos su resistencia a la invasión rusa.
“Es la pesadilla de cualquier abogado: Actuar en un juicio con un trasfondo político negativo”, declaró William Butler, profesor de leyes de Penn State Dickinson y experto en el sistema legal ruso.
El portavoz del Departamento de Estado Ned Price dijo el mes pasado que Estados Unidos está haciendo “todo lo posible para apoyar a Brittney Griner, a su familia, colaborando con ellos… para ver que la tratan como corresponde” y se respetan sus derechos. La semana pasada Price señaló que el gobierno está en contacto frecuente con los abogados de Griner y con “una red más amplia” de personas.
Esos son pronunciamientos muchos más cautelosos que los hechos en relación con otros dos estadounidenses detenidos en Rusia: Paul Whelan, condenado a 16 años de prisión por cargos de espionaje que su familia dice son falsos, y Trevor Reed, condenado a nueve años de cárcel por agredir a un policía de Moscú cuando era llevado a una comisaría tras una noche en la que había bebido mucho.
El Departamento de Estado pidió a Rusia la liberación de ambos y el secretario de estado Antony Blinken planteó el tema ante el ministro de relaciones exteriores ruso Sergey Lavrov la última vez que se reunieron. Dijo que ambos están detenidos injustamente, algo que no hizo en relación con Griner.
La raza y el género pueden incidir en el caso de Griner.
Lusane, el profesor de Howard, dijo que en la era de Vladimir Putin reina “un nacionalismo extremo en Rusia y todo aquél que no sea eslavo es considerado un extraño y una potencial amenaza”.
Ella “encaja en esa categoría”, añadió.
Al mismo tiempo, señaló, Putin podría “sumar puntos con la comunidad afroaestadounidense” si la libera en un gesto humanitario.
La representante demócrata Cori Bush ha dicho que el caso de la jugadora recibiría más atención si no fuese de raza negra.
Las autoridades rusas extendieron hace poco la detención de Griner hasta el 19 de mayo. En esa fecha probablemente se conozcan más detalles del caso. Sin embargo, resulta imposible separar las consideraciones legales del trasfondo político.
“Los rusos son grandes jugadores de ajedrez”, comentó Peter Maggs, experto en el sistema legal ruso de la facultad de leyes de la Universidad de Illinois. “Cuantos más peones tengas, más posibilidades de ganar. Y, dado que las cosas no le van demasiado bien en Ucrania, cualquier peón que consigan lo van a conservar”.
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Matthew Lee colaboró en este despacho.