MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
Más de 60 activistas de Greenpeace de varios países europeos han bloqueado la entrada del buque ‘Crimson Ace’ al Puerto de Amsterdam (Holanda) procedente de Brasil y cargado con 60 millones de kilos de soja para denunciar que la alimentación de la ganadería industrial europea a base de soja está provocando la deforestación de vastos territorios en Brasil.
Holanda es la puerta de entrada de la soja otros países de la Unión Europea, según afirma la ONG que señala que precisamente Países Bajos son el mayor importador de soja brasileña, con el 16,6 por ciento; seguido de cerca por España, con el 16,4 por ciento; Alemania, 14,2 por ciento e Italia, 10 por ciento.
Los activistas han bloqueado las compuertas de la esclusa que el Crimson Ace, de 225 metros de eslora, debe pasar para acceder al puerto de Ámsterdam. El director de Greenpeace Holanda, Andy Palmen, ha recordado que hay un proyecto de ley de la Unión Europea que podría acabar con la complicidad de Europa en la destrucción de la naturaleza, pero «aún está lejos de ser lo suficientemente ambicioso como para conseguir el objetivo de frenar la deforestación importada y la violación de los derechos humanos».
Palmen denuncia que hay cientos de barcos que transportan soja para alimentación animal, carne y aceite de palma llegan a los puertos europeos cada año.
«Puede que la ciudadanía europea no esté conduciendo las excavadoras que destruyen la selva, pero a través de las importaciones de materias primas europeas, estamos siendo responsables de la tala de árboles en Borneo y de los incendios en Brasil», ha advertido.
Así, afirma que el ‘Crimson Ace’ es parte de un sistema agroalimentario enfermo, vinculado a la destrucción de la naturaleza. «La gran mayoría de la soja desaparece en los comederos de nuestras vacas, cerdos y pollos. Se está destruyendo la naturaleza para la producción industrial de carne, mientras que lo que realmente necesitamos es la naturaleza para mantener la tierra habitable», sostiene.
Los activistas escaladores están bloqueando las puertas de la esclusa y han colgado una pancarta con el lema ‘UE: Detengan la destrucción de la naturaleza ya’. Mientras, en el agua, las activistas están navegando en lanchas neumáticas con pancartas en sus propios idiomas. En el agua flotan grandes cubos hinchables frente a las puertas de la esclusa con el mensaje ‘Protege la naturaleza’ y los nombres de miles de personas de distintos países que apoyan la protesta.
Asimismo, los líderes indígenas se unen a la protesta desde el Beluga II, el velero de Greenpeace de 33 metros de eslora, con una pancarta entre los mástiles en la que se lee ‘UE: Detengan la destrucción de la naturaleza ya’.
El líder del pueblo Terena en el estado de Mato Groso do Sul, Alberto Terena, ha denunciado que han sido expulsados de sus tierras y sus ríos han sido contaminados con veneno para dejar espacio a la expansión del agronegocio.
«Europa comparte la responsabilidad de la destrucción de nuestros hogares, pero la legislación puede ayudar a detener la destrucción futura. Pedimos a los ministros que aprovechen esta oportunidad, no solo para garantizar los derechos de los pueblos indígenas, sino también por el futuro del planeta. La producción de piensos para sus animales industriales y la carne de vacuno no deben seguir provocando nuestro sufrimiento», ha exigido.
Con esta acción, la ONG exige que la nueva ley de la UE sea «firme» y garantice que los productos que puedan relacionarse con la destrucción de la naturaleza y los abusos de los derechos humanos puedan ser rastreados hasta el lugar donde se producen. Los ministros de Medio Ambiente de la UE debatirán el 28 de junio el proyecto de ley contra la deforestación importada.
La acción forma parte de la campaña que comenzó la semana pasada en Madrid, donde representantes de pueblos indígenas de Brasil, acompañados por Ecologistas en Acción, Greenpeace, Mighty Earth, WWF España, Amigos de la Tierra y SEO/BirdLife, se concentraron a las puertas del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para pedir al ministro Planas que evite las importaciones españolas de materia primas sigan contribuyendo a la violación de derechos humanos y la destrucción de la naturaleza.