Angélica María Magnolia Hernández, una joven de 29 años, con oficio en la albañilería, salió el 18 de marzo a trabajar como todos los días sin saber que ese sería la última vez que vería a su familia.
La familia mencionó que horas después de no localizar a Angélica acudieron a su trabajo para preguntar sobre su paradero donde Ignacio, apodado como “El chaparro”, mencionó que al mediodía le pagó a María y ella se fue temprano. Mientras que al esposo de la víctima le dio otra versión de los hechos.
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Tras las sospechas, la familia de la joven Hernández acudió a la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), quienes con las primeras indagatorias lograron la captura de dos hombres identificados como Ignacio “N” y José “N”, compañeros de Angélica y señalados como los principales sospechosos de su entonces desaparición.
Fue hasta el pasado 23 de marzo, cinco días después de reportar su desaparición, que las autoridades arribaron el lugar de los hechos donde la presencia de unas moscas les ayudó a dar con el cuerpo de Angélica; enterrado dentro de la obra de construcción en la que trabajaba, presuntamente con señales de tortura y de abuso sexual.
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Cristian, el esposo de la víctima mencionó para en una entrevista televisiva que a Angélica María “la ahorcaron, la asfixiaron con una bolsa. Uno de los chalanes dio luz verde de que ellos fueron los que rascaron para poder enterrarla porque quisieron abusar de ella”.
Su familia la recuerda como una mujer trabajadora que, a pesar de que la joven tenía un negocio propio de “talachas”, ella siempre estaba en disposición para trabajar y brindarle una mejor vida a sus hijos.
“Pedimos justicia que se castigue a los responsables y que paguen qué fue lo que pasó porque nos truncaron la vida a una familia y a dos pequeñitos que no tenían nada que ver en ningún problema con nadie”, mencionó la familia de la víctima de feminicidio.