CARACAS (AP) — Manuel Díaz sueña con representar a Venezuela en los Juegos Olímpicos, pero cree que necesita mejorar sus tiempos y obtener más experiencia internacional. Así, está entre decenas de nadadores que compiten este mes en los Juegos del ALBA organizados por Venezuela, los cuales combinan el deporte y la geopolítica.
Díaz, de 16 años, nadará en los 200 metros combinado individual y en los 200 metros mariposa, más por la experiencia que obtendrá que para ganar cualquier medalla en la quinta edición de este evento, cuyos participantes representan a países de Latinoamérica y el Caribe pertenecientes a la alianza izquierdista ALBA, así como a la nación invitada de este año, Rusia.
“Para nosotros es más como unos juegos políticos. Son más, hmm, entre países, hmm, ¿me entiendes?", dijo Díaz el sábado, de pie a un costado de la piscina y calentando los brazos. "Para mí es una oportunidad de nadar en la mejor piscina del país y bajar mis tiempos”.
Cientos de personas de 11 naciones participan en 33 eventos, entre ellos boxeo, gimnasia, fisicoculturismo, natación, ajedrez y dominó. Sin embargo, ninguno de sus triunfos los acercará a los Juegos Olímpicos de 2024 debido a que se trata exclusivamente de competencias de exhibición.
Y, les guste o no, también están participando en un juego geopolítico.
Provienen de Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Cristobal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Bolivia, Venezuela, Cuba, Nicaragua y Rusia. Los últimos cuatro son aliados y tienen gobiernos autoritarios.
El evento no se realizaba desde 2011. Incluso con la reaparición de los juegos, el anfitrión de este año sigue atravesando una compleja crisis económica, social y política que ha llevado a millones de personas a emigrar y obligado a aquellos que siguen en el país, incluidos maestros y trabajadores de servicios públicos, a sobrevivir con un salario mínimo de 5 dólares mensuales.
Es la tercera vez que Venezuela ha sido anfitrión y la primera durante el gobierno del presidente Nicolás Maduro, quien busca recuperar el reconocimiento internacional que perdió cuando decenas de países denunciaron que su reelección de 2018 fue fraudulenta.
Simon Chadwick, profesor de economía del deporte y geopolítica en la Escuela de Negocios Skema, en Francia, dijo que los deportes se han convertido rápidamente en “un instrumento de política o estrategia” que los gobiernos utilizan “como una respuesta a los desafíos geográficos, políticos y económicos” que enfrentan.
“El deporte puede ser utilizado en intentos de generar un impacto económico positivo, puede ser usado para proyectar poder blando, o se puede usar para darle un uso productivo a los recursos naturales de un país”, declaró. “Sin embargo, desafortunadamente, aún existen elementos de consumo caprichoso y llamativo, corrupción y posturas belicosas detrás de algunas de las decisiones de la organización de eventos”.
A diferencia de los torneos internacionales oficiales desde que Rusia invadió Ucrania, a los deportistas rusos se les permite competir en los Juegos del ALBA bajo la bandera, nombre e himno de su país. Verán acción en eventos de boxeo, voleibol de playa, halterofilia, gimnasia, tenis de mesa y karate.
Más de 30 personas desfilaron detrás de la bandera rusa durante la ceremonia de inauguración del viernes en un estadio de béisbol con vista al Caribe y recibieron una ovación de pie a solicitud del maestro de ceremonias, quien describió al grupo como una “delegación de resistencia ante el mundo”. Sus simpatizantes se ubicaron detrás del plato y ondearon banderas.
Prácticamente todas las personas en las gradas eran venezolanos. Un buen número de ellos eran simpatizantes del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela y empleados públicos que asistieron uniformados. Cadetes militares que dejaron de lado sus uniformes y vestían pantalón de mezclilla y camiseta blanca llegaron en un camión.
Entre el público también había residentes de la zona que querían cubrir las cuotas de asistencia para seguir recibiendo beneficios del gobierno como alimentos a precio subsidiado. Al igual que en las marchas a favor del gobierno, líderes vecinales pasaron hojas de papel o libretas para que las personas escribieran su nombre y demás información personal. Algunos dirigentes entregaron contenedores de comida con espagueti y otros ofrecieron hot dogs que se distribuían en grandes bolsas de basura.
"A mí me invitó un amigo y vine sin saber nada”, dijo Carolina Barcelo, de 19 años.
El sábado, las tribunas ubicadas alrededor de la piscina al aire libre en Caracas se encontraban prácticamente vacías cuando comenzaron las pruebas de natación. Los organizadores pausaron el evento después de una carrera y comenzaron a inspeccionar el cableado de la piscina. Un entrenador dijo que había un problema con una de las bocinas en un bloque de salida, pero uno de los nadadores atribuyó la pausa a que los sensores al tacto no funcionaban.
Mientras se resolvía esa situación, José González y otros nadadores se sentaron bajo una carpa a un costado de la piscina. González, de 24 años, fue seleccionado por primera vez al equipo de natación de Nicaragua en 2017 y tenía previsto competir en al menos cuatro pruebas en los Juegos del ALBA, incluidos los 50 metros mariposa y los 100 metros estilo libre.
Dijo que ve los juegos sólo como una oportunidad para evaluar si ha mejorado con el paso del tiempo, y no toma en cuenta el aspecto político.
“Para mí, el deporte y la política son dos cosas muy diferentes", declaró. “Creo que son oportunidades que se deben aprovechar y no relacionarlas ni empañarlas por conflictos”.