Los restaurantes al aire libre ya invaden el paso peatonal y el arroyo vehicular de distintas vialidades secundarias de la Ciudad de México, a pesar de que el Programa Ciudad al Aire Libre prohíbe dichas conductas que han sido normalizadas por vecinos de distintas colonias centrales de la capital.
En un recorrido hecho por Publimetro se pudo constatar que en las colonias Del Valle, Nápoles y Narvarte, ubicadas en la alcaldía Benito Juárez, proliferan los establecimientos mercantiles –sobre todo restaurantes– que invaden la vía pública con enseres como sillas y carpas, en el que se permite fumar y beber.
Tal es el caso de la calle San Francisco, en la colonia Del Valle, en el que al menos cinco establecimientos, entre los que se encuentran cafés, restaurantes y cervecerías, se adueñan de la banqueta y parte de la calle, pues es común ver los enseres de los locales rodeados de automóviles –incluso en doble fila– por no tener lugar para estacionarse.
Mientras que en la calle Georgia, en la colonia Nápoles, está más normalizado la colocación de los enseres en la acera, pues los establecimientos –que en su mayoría venden bebidas alcohólicas– ofrecen sus servicios debajo de la banqueta, lo que en horas pico dificulta la movilidad peatonal en la zona.
Giovana Alexandra, que buscaba un lugar para comer en la colonia Narvarte, mencionó que no tiene algún problema con los restaurantes que ocupan parte del mobiliario público de la capital, pues aseguró que en épocas de calor es satisfactorio estar en la calle, en donde “está más fresco”, aunado a que no se han generado problemas graves por la extensión de los locales.
No obstante, el programa Ciudad al Aire Libre menciona que se debe dejar una circulación adecuada para los peatones en las banquetas, respetar aforos, dejar libres las rampas y los pasos peatonales; así como la prohibición de colocar bocinas, pantallas o estructuras permanentes.
Dichas reglas la mayoría de establecimientos no las respetan; pero –sin duda– una de las que más ha causado indignación es el cobro anual del programa, que tiene un costo de 3 mil pesos al año. Cualquier persona interesada debe entrar a la página del programa, inscribir a su establecimiento de bajo impacto, y pagar en algún kiosco de la tesorería.
Normativa
De acuerdo con las especificaciones técnicas para la colocación de en enseres e instalaciones de aire libre, los establecimientos pueden ocupar un máximo dos metros de ancho en la calle y deben mantener libre la banqueta para el tránsito peatonal ininterrumpido en por lo menos un metro libre, cosa que no respetan.
Incluso, el documento menciona que las áreas de expansión en franja de estacionamiento no podrán estar emplazadas en esquinas y deberán estar ubicadas a una distancia de al menos un espacio de estacionamiento o 5 metros de la esquina de la intersección, cosa que tampoco se ve en la mayoría de locales de bajo impacto.
Y muchos menos los “delimitadores” que deberían tener los establecimientos para desvío de tránsito, como las dovelas, baliza o poste alineador, trafitambo, cono, y macetas, que son ocupados regularmente para el confinamiento de vías y protección en obra, lo cual podría impedir un siniestro vial en la calle.
La mayoría de estas reglas de operación del programa son incumplidas y se puede atestiguar con solo caminar en las calles en el marco de la oficialización del programa implementado por Claudia Sheinbaum, pues con la reforma a la Ley de Establecimientos Mercantiles se hizo ley la expansión de locales de bajo impacto, que con un sencillo trámite en internet puede colocar los enseres en la calle.
De acuerdo con la Agencia Digital de Innovación Pública de la Ciudad de México (ADIP), en las alcaldías Miguel Hidalgo, Cuauhtémoc y Benito Juárez existen más establecimientos de venta de comida al aire libre que quizá abusen de dicho programa aunque éste se ha extendido a toda la ciudad en beneficio de los restauranteros que fueron afectados por la pandemia del covid-19.