En las profundidades del planeta existe un mundo oculto rebosante de vida. Un universo donde los organismos sobreviven con tan poca energía que desafían todo lo que creíamos saber sobre los límites de la vida.Un estudio internacional de ocho años de duración acaba de revelar un descubrimiento que sacude los cimientos de nuestra comprensión sobre la distribución de la vida en la Tierra: las profundidades del planeta albergan una diversidad microbiana comparable, y en ocasiones superior, a la que encontramos en la superficie.
El equipo de investigación, liderado por el ecólogo microbiano Emil Ruff del Laboratorio Biológico Marino de Woods Hole, en Estados Unidos, y la bioinformática Isabella Hrabe de Angelis, del Instituto Max Planck de Química, en Alemania, ha desafiado así una de nuestras creencias más arraigadas según la cual la vida disminuye en abundancia y diversidad conforme nos alejamos del Sol.
Mientras que solemos asociar la abundancia de vida con paisajes exuberantes como selvas tropicales y arrecifes de coral, los datos publicados en Science Advances muestran que las húmedas grietas de la corteza terrestre no solo contienen vida, sino que sorprendentemente pueden contener más de la mitad de las células microbianas del planeta.
"Se suele suponer que cuanto más se profundiza bajo la superficie terrestre, menos energía hay disponible y menor es el número de células que pueden sobrevivir", explicó Ruff, según un comunicado del Laboratorio Biológico Marino. "Pero demostramos que, en algunos ambientes subsuperficiales, la diversidad puede rivalizar fácilmente, si no superar, la diversidad en la superficie. Esto es particularmente cierto para los ambientes marinos y para los microbios del dominio Archaea", agregó.
Metodología y alcance del estudio
La magnitud del estudio es impresionante. Los investigadores analizaron más de 1.400 conjuntos de datos de microbiomas recogidos en más de 50 lugares diferentes del planeta. Las muestras provienen tanto de suelos superficiales como de perforaciones profundas, minas, acuíferos e incluso fluidos de fracturación hidráulica, alcanzando profundidades asombrosas de 491 metros bajo el lecho marino y 4.375 metros bajo tierra, según confirma el informe oficial del Laboratorio Biológico Marino.
Adaptación extrema: supervivencia microbiana en las profundidades
Lo más fascinante de estos ecosistemas subterráneos es su ritmo vital. Y es que, lejos de encontrar un páramo microbiano, los investigadores descubrieron comunidades rebosantes de vida que operan a un tempo casi geológico. En estas profundidades, donde la energía es un recurso escaso, algunas células se dividen en promedio una vez cada mil años, operando con una eficiencia energética extraordinaria.
"Tiene sentido estar evolutivamente adaptado para minimizar absolutamente tus necesidades de potencia y energía y optimizar cada parte de tu metabolismo", explica Ruff, señalando cómo estos organismos han desarrollado estrategias de supervivencia únicas en entornos con recursos extremadamente limitados.
Según Science Alert, para sobrevivir en estos ambientes extremos, los microbios se alimentan de lo que tienen a mano: hidrógeno, metano, azufre, e incluso aprovechan la radiactividad para obtener energía.
El estudio también reveló una clara división entre los ecosistemas marinos y terrestres, tanto en la superficie como en el subsuelo. Esta separación representa, según los investigadores, un "principio ecológico universal" previamente desconocido. Los microorganismos están tan especializados que tienen dificultades para prosperar en ambos ambientes, similar a lo que ocurre con plantas y animales.
Implicaciones para la astrobiología y la búsqueda de vida extraterrestre
Este hallazgo tiene implicaciones que van más allá de nuestro planeta. Como señalan los investigadores, si Marte alguna vez tuvo agua líquida, sus ecosistemas rocosos a tres kilómetros bajo la superficie podrían haber sido sorprendentemente similares a los de la Tierra, ofreciendo un nuevo ángulo en la búsqueda de vida extraterrestre.
Pero más allá de la astrobiología, la existencia de estos microbios podría ser clave para nuevas investigaciones en biotecnología y medicina. La biodiversidad oculta en el subsuelo aún no ha sido explorada completamente, y quién sabe qué compuestos desconocidos podrían estar esperando ser descubiertos.
Avances metodológicos e investigación futura
El éxito de esta investigación se debe en gran parte a una innovación metodológica crucial: la estandarización de los análisis de ADN microbiano. Esta uniformidad en los procedimientos, iniciada en 2016, permitió por primera vez comparar directamente muestras de diferentes partes del mundo, desde los Grandes Lagos hasta las profundidades marinas.
La próxima vez que pisemos el suelo, recordemos que bajo nuestros pies existe todo un universo microscópico que desafía nuestras suposiciones sobre dónde y cómo puede prosperar la vida. Un descubrimiento que sugiere que, en nuestra búsqueda de vida extraterrestre, quizás no necesitemos más telescopios, sino más taladros.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información del Laboratorio Biológico Marino, Science Alert y Newsweek.