Las ofensivas rusas en Ucrania continúan, pese a las conversaciones de alto al fuego en Arabia Saudita. Aunque las fuerzas ucranianas están abiertas a una tregua, casi nadie cree en ella.Apenas oscurece, empiezan a llegar los primeros soldados heridos. Provienen de un sector del frente cerca de Pokrovsk, en el este de Ucrania, zona en la que desde comienzos de año se luchan los combates más feroces. Los hombres buscan ayuda en un punto de estabilización, como se llaman las docenas de puestos repartidos a lo largo de la línea del frente cuyo objetivo es proporcionar primeros auxilios.
Incluso allí, la gran política es tema de conversación. "No tuvieron ningún impacto en la guerra", dice el médico militar Iván sobre las negociaciones de alto al fuego que comenzaron el pasado 11 de marzo en Arabia Saudita. "Me gustaría que esto terminara pronto", enfatiza.
En la mesa de operaciones yace un soldado herido. El vehículo blindado en el que viajaba junto a cuatro compañeros pisó una mina. Los uniformados pudieron ser evacuados después de dos horas. El hombre tiene fracturas en ambas piernas. Sus colegas escaparon con conmociones cerebrales.
Después de otra difícil noche, reina cierta tranquilidad en el centro médico. Ya es de día, los médicos dormitan en los divanes. Es poco probable que lleguen heridos a esta hora.
Esperando el despliegue
Mientras, unos soldados de infantería se reúnen en el patio de una casa. Al amanecer, deberán acudir a las posiciones y relevar a sus compañeros. "El reemplazo de los soldados de infantería a menudo fracasa", explica el comandante Roman, quien una vez tuvo que esperar 21 días antes de ser relevado. "Es difícil salir de ahí, es la primera línea y hay escasez de personal", explica.
Roman se enteró de las negociaciones de alto al fuego tras una misión. "Cuando estás sentado ahí, constantemente esperas que alguien te diga por la radio 'chicos, alto al fuego'", dice. Sin embargo, tiene la impresión de que, mientras se negociaba, en el frente los combates habían arreciado.
Los soldados de su brigada mantendrán la defensa de Pokrovsk, que está a solo 70 kilómetros de Donetsk, ocupada por los invasores. "No nos moveremos de ahí, pero ya eso es bastante difícil", dice Roman. El comandante duda de un alto al fuego. Es un escenario que, dice, ni siquiera puede imaginar.
El comienzo del proceso de negociaciones generó incertidumbre, lo que, sin embargo, tuvo un efecto positivo en la motivación de los militares, explica el oficial Roman Horodezkyj, jefe del Departamento de Apoyo Psicológico.
En su opinión, solo la restauración de las fronteras de 1991, tras la declaración de independencia de Ucrania de la Unión Soviética, sería un final justo a la guerra. "Y todos los criminales de guerra deben rendir cuentas", añade.
¿Paz justa?
"En mi opinión, una paz justa es imposible", estima un soldado del batallón de drones apodado "Haschyk". "Durante todo este tiempo se ha perdido territorio y ha muerto mucha gente. Personalmente, me parecería injusto que la guerra simplemente se detuviera", dice el hombre, que tampoco le ve mucho sentido a un cese temporal de las hostilidades. "Cuando termine el alto al fuego, los rusos nos podrán atacar con más fuerza", apunta.
Un soldado apodado "Blanco", comandante de un escuadrón de reconocimiento desplegado cerca de Pokrovsk, dice que la situación en el frente siempre es mala. "Estamos a la defensiva. Solo atacamos cuando perdemos posiciones. Donde nuestra infantería no pudo resistir, nos desplegamos para recuperar el terreno antes de que los rusos lleven ahí sus reservas", explica.
Desde un estrecho refugio, los ucranianos vigilan con drones cómo los rusos mueven sus fuerzas. "Vemos con bastante antelación cuando se organizan para acercarse a nosotros", explica un piloto conocido como "Huzul". "Registramos los movimientos enemigos, la ubicación de la artillería y de los soldados. La información se transmite a drones de ataque y a nuestra artillería", explica.
Por la mañana, cuando aún está despejado, los pilotos pueden explorar la ubicación de la infantería rusa. Pero, a medida que se oscurecen los cielos, se hace necesario suspender los vuelos. Mientras los pilotos descansan, hablan de sus expectativas respecto a las conversaciones de paz. "Desafortunadamente, yo no tengo ninguna", dice un soldado apodado "Mirzoyan".
"Quisiera que Europa, Estados Unidos y todo el mundo coincidan en que no se debe permitir que los agresores ocupen territorios extranjeros y maten allí a las personas. Cualquier otra cosa sería una señal para gente como Vladimir Putin de que pueden hacer lo que quieran".
(dzc/ms)