¿Qué ayuda a los latinoamericanos a viajar, residir o trabajar en otros países de su región? ¿Quiénes tienen los pasaportes más poderosos? ¿Quiénes ganaron o perdieron más libertad de movimiento últimamente?"No existe en Latinoamérica nada parecido al área Schengen" en Europa, compara Diego Acosta, catedrático de Derecho de Migraciones en la Universidad de Bristol, en referencia, sobre todo, a la ausencia de fronteras entre países de un bloque.
No obstante, como regla, los latinoamericanos pueden moverse libremente por la región sin visado por un periodo corto de entre 30 y 90 días, para hacer turismo o negocios, con excepción fundamentalmente de cubanos, venezolanos y, en menor medida, dominicanos, además de los haitianos, si se les cuenta, explica a DW.
Eso sí, esta es una realidad "dinámica", que depende de las relaciones y tensiones diplomáticas entre países, advierte Michel Soler, director ejecutivo para América Latina de la consultora Henley & Partners, que elabora anualmente el Henley Passport Index, sobre la libertad de viajar en todo el mundo.
Otro factor es el aumento de los flujos migratorios. México, por ejemplo, suspendió su exención de visado para ecuatorianos desde 2021, como una medida "temporal" que hoy es "indefinida", según la web de la embajada mexicana en Quito. Ecuador hizo lo mismo con los cubanos desde 2015. La razón: muchos viajeros usaban las exenciones para fines no previstos, convirtiendo esos destinos, entre otros, en ruta de tránsito hacia EE. UU.
Bloques dan libertad para viajar, residir y trabajar
Para viajar por la región, los latinoamericanos requieren, por lo general, de un pasaporte vigente y válido por entre tres y seis meses desde la fecha de entrada.
Las exenciones de visado dependen de acuerdos bilaterales y multilaterales. Y quienes forman parte de convenios de libre comercio y circulación de ciudadanos como los de MERCOSUR, la Comunidad Andina (CAN) o el Sistema de Integración Latinoamericana (SICA) pueden viajar entre sí sin visa ni pasaporte, con su documento nacional de identidad.
Además de la libre circulación, el Acuerdo de Residencia del MERCOSUR y Estados asociados otorga otros derechos a nacionales de nueve países de la región, que incluyen a "toda Sudamérica, excepto Venezuela, Surinam y Guyana", precisa Acosta. Les da derecho a solicitar la residencia temporal por dos años, a trabajar y a una posterior residencia permanente, si se demuestran medios de vida lícitos en cualquiera de estos países. Aunque hay excepciones: Chile, por ejemplo, no lo aplica a Ecuador, Perú, ni Colombia, ilustra el también coordinador del proyecto The Free Move.
Adicionalmente, Argentina, Brasil y Uruguay aplican esta movilidad a los nacionales de Venezuela, Surinam y Guyana, aunque estos países no han ratificado ni implementan por reciprocidad el acuerdo, señala Acosta. Así, entre 2009 y 2021, se otorgaron casi 4 millones de residencias en la región gracias al acuerdo del MERCOSUR, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Al mismo tiempo, el Estatuto Migratorio de la Comunidad Andina permite a los ciudadanos de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú circular, residir y trabajar libremente entre estos países. Y el Convenio Centroamericano de Libre Movilidad del SICA facilita el tránsito de personas entre El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, sin necesidad de pasaporte, aunque no otorga derechos de residencia.
Entre los vecinos más próximos, la Organization of Eastern Caribbean States (OECS) y el Caricom, en el Caribe no latinoamericano, cuentan con sus propios regímenes de libre movilidad, residencia y empleo (sobre todo de trabajadores cualificados), y exenciones de visado que también benefician a los latinoamericanos.
Chile tiene el pasaporte más poderoso
El pasaporte considerado más poderoso en la región lo tienen los chilenos. Y no solo por la cantidad de países a los que pueden acceder sin visa, con permisos electrónicos (eTA) o con visa a la llegada (on arrival), tanto en Latinoamérica como en el mundo entero: 176 de 199, según el índice Henley.
Chile es el único país de la región cuyos ciudadanos pueden viajar sin visa tanto a EE. UU. como a Canadá, solo con autorizaciones electrónicas de viaje. Pero al pasaporte de Chile lo favorecen también ―como a los de Brasil, Argentina, Uruguay y, en menor medida, a los de México y Costa Rica― los regímenes regionales de movilidad, residencia y empleo de que disfrutan sus ciudadanos, o sus libertades individuales. Así como la percepción global sobre la estabilidad política y económica del país, las cargas fiscales que impone a sus nacionales en el extranjero, o las facilidades de estos para obtener doble ciudadanía, según refleja el Nomad Passport Index de la consultora Nomad Capitalist.
Venezuela pierde y Colombia gana movilidad
En la última década, cada vez más países de la región y del mundo exigen visado a los ciudadanos de Venezuela, con una larga crisis política y económica que lo convirtió en el país que más puestos cayó (-16) en el Henley Passport Index desde 2015.
Mientras, su vecino Colombia se ubica, por las razones contrarias, entre los que más puestos escaló (+38) en ese ránkin global, confirma a DW Michel Soler, de Henley & Partners.
Cuba, Dominicana y Haití son los que más visas necesitan
Además de a los venezolanos, muchos países latinoamericanos imponen requisitos de visado a ciudadanos de Haití, Cuba y República Dominicana, que cuentan también, junto con Ecuador y Bolivia, con los pasaportes de la región más débiles a escala global.
Como excepción en estos casos, destaca, por ejemplo, la exención de visado para los ciudadanos cubanos para ingresar a Nicaragua, vigente desde 2021, y que ha establecido a este país como una importante ruta de tránsito para migrantes cubanos, aunque las autoridades nicaragüenses se han reservado el derecho de admisión, al parecer por razones políticas.
Como sea, "la construcción de espacios regionales de libre movilidad de personas es un fenómeno global" del que Latinoamérica es parte indiscutible, concluye Acosta, de la Universidad de Bristol.
Y Soler, de Henley & Partners para América Latina, coincide: "La tendencia general es al aumento en la integración regional desde el punto de vista de la movilidad de los ciudadanos, para poder no solamente venir como turistas un tiempo limitado, sino también tener acceso a oportunidades laborales y académicas, estudiar, trabajar y, eventualmente, retirarse en otros países".
(ms)