Nuevo León

Ante la violencia entre adolescentes es momento de que los papás despierten, afirma terapeuta

Valente Gabriel, de 13 años, sufrió un intento de homicidio por parte de otro menores en Juárez, NL

La violencia entre adolescentes apunta a superar cualquier estadística después de que la semana pasada un estudiante de secundaria recibió amenazas de muerte de sus compañeros, pero lo más grave fue cuando Valente Gabriel , un alumno de la secundaria Carlos Fuentes Macías, de Juárez, Nuevo León, fue víctima de un intento de homicidio.

Los agresores del chico eran menores de edad, de entre 9 y 14 años quienes lo golpearon y lo hirieron con un arma blanca. El resultado fue un neumotórax traumático, es decir, le rasgaron un pulmón.

La madre de Valente Gabriel, identificada como Montserrat, recurrió a redes sociales para pedir ayuda y exigir justicia.

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“Hola, soy Montserrat, madre de Valente Gabriel, de 13 años. Estamos atravesando por una situación difícil, ya que mi hijo fue atacado por jóvenes menores de edad, lo golpearon y lo apuñalaron en el pecho con la intención de matarlo”, escribió la mamá del chico.

Lo grave, señaló, es que los agresores sólo quedarán como infractores por ser menores de edad.

“AYÚDENME a que se haga justicia. El Numotórax consiste en que trae rasgado su pulmón izquierdo y a su caja torácica le entró aire, el cual comprimió su pulmón. Esto puso en riesgo su vida; si no hubiera llegado a tiempo al hospital esto le hubiera ocasionado un paro cardiaco y LA MUERTE DE MI HIJO”.


Adriana Dávila, maestra en Ciencias de la Familia y consultora y terapeuta familiar, señala que este es otro caso más en el que vemos “normalizada” la violencia.

“Defintivamente es lamentable lo que estamos siendo testigos, el comportamiento de los niños y de los jóvenes y esto habla que estamos en medio de una descomposición de la familia”.

Dávila indicó que se debe voltear a lo básico y trabajar con las familias para fortalecerlas.

“Existe una carencia de políticas públicas con perspectiva de familia en el gobierno actual, en todos los niveles federal, estatal y municipal”, dijo. “Tenemos que cambiar el rumbo y volver a trabajar para ayudarles a los padres, papá y mamá ,que necesitan mucho apoyo para poder educar a sus hijos de una forma integral, la cual se da en casa, en el hogar”.

La especialista señaló que la escuela es complementaria.

“Es donde dan todos los contenidos, pero la educación y formación integral, los hábitos, los valores, las virtudes, la generosidad, el buen trato, las buenas costumbres se dan en la familia”.


Los niños y los jóvenes, señaló, están mandando un mensaje muy fuerte: “(Como padres) Necesitamos cambiar”.

“Hay que voltear a verlos (a los menores) para realmente apoyarles”.

Dávila señaló que los niños y adolescentes viven en un mundo muy diferente al de los adultos, el acceso al mundo digital, a las redes sociales, es diferente.

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“La capacidad de asombro se ha perdido. Muchos niños y jóvenes ya no distinguen qué está bien y qué está mal”, expresó la terapeuta. “Los retos que se están presentando entre ellos mismos afectan su comportamiento y nos afecta a todos”.

Definitivamente, afirmó, todo lo que se está padeciendo en este momento, son secuelas del encierro por la pandemia, pero también de lo que se ha vivido durante muchos años: el vacío en los hogares, el que papá y mamá a veces están presentes, pero están ausentes en su propio mundo digital.

“O están viendo la televisión o pegados en los celulares sin ponerles atención a sus hijos. Es uno de los múltiples factores”.

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Para Dávila los problemas de salud mental y emocional que el confinamiento provocó se están arrastrando todavía.

“Hay que trabajar mucho, hay que cambiar realmente nuestra forma de actuar si realmente queremos que se detenga esto que estamos viviendo”, señaló.

El plan de acción inmediato, afirmó, es que los papás despierten.

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“Que se den cuenta de lo que están haciendo y de lo que no están haciendo y que realmente amen y apoyen a sus hijos”, añadió, “que los conduzcan por un recto camino y platiquen con ellos, que se realice la comunicación efectiva y afectiva en familia… que realmente tengan esa capacidad de dialogar con dilemas morales con sus hijos en los momentos en que estén juntos”.

Desde su punto de vista hay que provocar los dilemas morales para que los menores sean capaces de discernir entre lo que está bien y lo que está mal.

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“Estamos normalizando muchas conductas antisociales que están mal; niños y jóvenes tiene acceso a este tipo de conductas que se han hecho modas y que están a un click de sus manos”, expresó la consultora y terapeuta.

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