“El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan”, Arnold J. Toynbee (1889-1975).
Aun en la resaca poselectoral, se mantiene el análisis y la discusión (todas válidas y bienvenidas) respecto a los resultados que “pudo haber obtenido” la alianza Va por México (PRI-PAN-PRD) con Movimiento Ciudadano (MC) como aliado en las seis entidades federativas que acaban de celebrar comicios. A estas reflexiones, se suma el considerar que sólo con MC podría concretarse el “¡Hay tiro contra la 4T en el 2024!”.
A pesar de que coincido con que la conducción de la actual administración federal está dañando profundamente al país, también considero simplista considerar que MC debió y debe unirse a este bloque opositor dentro de un panorama donde la ciudadanía sigue sin ver, sin vislumbrar, un verdadero proyecto de nación.
En el curso de la historia política, es “normal” ver y constatar que el poder siempre quiera o ambicione más poder. Se vivió por más de nueve décadas con el PRI y ahora lo replica Morena, que tras los resultados del 5 de junio se erige como el partido hegemónico.
Pero lo más peligroso de esta hegemonía en el poder es su intención ya no sólo de querer aniquilar a la autoridad electoral (INE), sino a los organismos autónomos, como parte de esta maquinaria en movimiento para asegurar su base electoral en el 2024.
Al igual que muchos políticos de oposición y analistas, considero a la actual administración como una oclocracia que permanece inmóvil y ambiciosa ante un país que se derrumba a pedazos, ante un país que tiene uno de los índices más elevados de corrupción, donde se ven cobardes e impunes linchamientos, violencia e inseguridad a lo largo y ancho del país, según datos oficiales del Inegi.
También coincido en que este gobierno morenista ha ocasionado un decrecimiento económico entre 2019 y 2021, ya que el PIB se contrajo -2.6% y el ingreso per cápita cayó -5.7%: la peor mitad de sexenio en 86 años (CEPAL).
A pesar de este panorama desolador, no comparto la reflexión de que sumar a MC con la alianza Va por México solucionará los grandes problemas de país, ni considero que esta alianza logrará erradicar o doblar al régimen de la 4T.
Soy un convencido de que a Morena y sus aliados se les debe ganar con estrategia, ideología y un proyecto de nación congruente, escuchando y atendiendo las necesidades ciudadanas desde los ámbitos más próximos, desde aquellos que más le aquejan al pueblo, a la gente de a pie.
A mis argumentos se suma que Va por México no ha dado los resultados esperados, ni en 2021 ni en 2022. Este año perdió 4 estados y apenas alcanzó a retener 2, en los que perdió una gran cantidad de votos (Aguascalientes y Durango).
La coalición no les ha sumado votos a los partidos porque no hay en ellos identidad propia, sino un discurso desdibujado y no están en el gusto del electorado, que sigue aclamando cambios profundos y partidos con ideologías congruentes.
De 2016 a 2022, Acción Nacional perdió el 46% de sus votos, el PRI el 54% de su apoyo y el PRD el 77% en los seis estados de la República donde hubo elecciones el 5 de junio pasado. PRI y PRD se acercan a su extinción, mientras que MC no ha dejado de crecer de manera sostenida. Ahí están los números en estas seis entidades.
Para MC, entre 2016 y 2022, los votos en los seis estados contendientes se cuadriplicaron, rondando ya en los 200 mil. Y este es precisamente el objetivo de una fuerza política: crecer y ganar simpatías, apoyos, votos. MC lo está logrando, incluso le ganó a Morena en 4 estados en razón de los votos que tuvo en 2016.
A dos años de jugarse la presidencia, MC ya tiene dos estados, mientras que dos años antes de ganar Morena en 2018, no tenía ninguna gubernatura.
Con un verdadero proyecto social demócrata, ideología, inclusión y verdadero rigor técnico respecto a las necesidades que enfrenta México, es que se construye la alternancia. En MC se tiene claro que se le debe de apostar a la inclusión y a la competencia, que se debe de elevar nuevamente la calidad de debate y comenzar a reconstruir el país desde lo local.
Morena y MC mantienen un crecimiento. El primero con base en dádivas, un fuerte sistema clientelar (populismo) y un uso desmedido del poder para mantener su campaña perpetua para legar a un sucesor o sucesora en la silla presidencial, mientras que el segundo crece de manera constante y firme por sus propuestas, innovación y por representar fielmente a la oposición congruente, con principios y sólida que México necesita.