Agradezcamos a este año 2022 que se está cerrando porque, sin lugar a dudas, ha sido muy aleccionador. Desde el 2020 estamos en un nuevo horizonte en el que hemos tenido que aprender a valorar lo esencial sobre lo importante.
De todo este recuento del año tendremos que recapitular la atención que hayamos puesto en el cuidado de la salud, principalmente física y emocional, que se han visto tan retadas. Hemos aprendido por el camino empedrado, que sin salud, no tenemos prácticamente nada, pues las demás posibilidades se centrarán únicamente en recuperar la salud.
Entraremos en el 2023 a un año mágico que suma el número 7, que son los pasos que recorre toda manifestación desde el deseo hasta que se hace visible. Este número simboliza la perfección espiritual en muchas tradiciones, y está presente en los ritmos de la naturaleza. Se habla de que siete son los principios de Dios: Vida – Amor – Verdad – Inteligencia – Unidad – Espíritu – Principio.
Este año que comenzará tendremos oportunidad de entrar al ritmo universal de número siete, si así lo queremos, y traer al reino de la materia aquello que queremos.
Para que pueda haber espacio de lo que queremos manifestar en las nuevas etapas en nuestra vida, tendremos que dejar atrás principalmente los resentimientos, los rencores y todo lo que no hemos resuelto en ese sentido.
Esto incluye las creencias y actitudes negativas sobre la materia, sobre el tener, sobre el dinero y todo lo que implique el reino físico. Tendremos que estar más abiertos a soltar, porque entre más capacidad de dejar ir lo que ya no nos funciona para nuestra máxima plenitud, más cancha tendremos para recibir nuevas cosas en todos los aspectos de la vida.
Pongamos primero y a todo motor aquello que nos funciona, aquello en lo que hemos sido exitosos y que se nos da con toda facilidad, al servicio de lo que nos cuesta más trabajo, pues en este próximo 2023, tendemos oportunidad de hacer que nuestras capacidades, talentos y maestría, se potencien a su máxima expresión con el número 7.
Nadie más que nosotros mismos podemos ser la fuente de nuestros cambios. Aunque estos parezcan externos, somos nosotros quienes realmente generamos y escribimos lo que diseñamos para nuestro destino.
Recordemos, tanto en el cierre del 2022 como en el inicio del nuevo año, que somos poderosos creadores con la fuente de todo lo que Es, y que con cada uno de nuestros pensamientos, palabras y actos, vamos dándole forma al mundo y a la realidad que vivimos. Regrese su poder a usted mismo.
Escuche y observe toda la información que viene del exterior, pero siempre con su discernimiento puesto en marcha, y atendiendo la voz de su sabiduría interna. No regale su poder.
Sin expectativas, pero con la fe puesta en la fuerza de sus creaciones, deseche lo que le estorba y dispóngase a permitir, tan sólo permitir, que el año 2023 sea el año de la expansión benéfica de aquello que fue restringido en los últimos casi tres años.
Que tenga un estupendo cierre del 2022 y un maravilloso año 2023.