La disputa por la prohibición del maíz transgénico a la que hoy se enfrenta el gobierno mexicano contra el de Estados Unidos de Norteamérica, traerá consecuencias para los capitalinos y los mexicanos. Como siempre, las decisiones improvisadas y sin previo estudio que toma el presidente Andrés Manuel López Obrador causarán estragos en la economía mexicana.
Los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y México, desde julio de 2020, como parte de los acuerdos del T-Mec permitieron la importación de maíz, independientemente de su uso y tipo, sin embargo, el gobierno mexicano ha decidido, de manera unilateral, prohibir su paso por México.
Las acciones desplegadas por la administración de López Obrador, podría traer represalias en dos sentidos: la primera, que los gobiernos cofirmantes impongan aranceles a las exportaciones mexicanas, como lo son: el tequila, el aguacate, los productos cárnicos o la cerveza. La segunda, que se tenga que pagar una indemnización por violar el artículo 11 del capítulo dos del T-Mec.
Hoy, nuestros socios comerciales no tienen certeza jurídica. La falta de diálogo por parte del gobierno mexicano generan desconfianza. Según el Foro Económico Mundial, a consecuencia del crimen organizado y la violencia, México forma parte de los 5 peores países del mundo para invertir, si a ello se le suma que no cumple con los acuerdos firmados, ¿qué credibilidad tendrá ante la comunidad internacional?
El asunto del maíz transgénico será la quinta controversia que resuelva el Mecanismo de Solución de Controversias del T-Mec, y de perderlo, el Estado mexicano tendrá que pagar una indemnización de entre 4 mil y 20 mil millones de dólares.
Por el bien de la economía de nuestro país, el gobierno debe privilegiar el diálogo y encontrar una solución que permita no ser condenado al pago de una indemnización millonaria.