El gobierno federal ha fracasado rotundamente en materia de seguridad y se ha rendido frente al crimen organizado.
Los grupos criminales extorsionan, reclutan, desaparecen y asesinan a los mexicanos, es más, hasta definen a los candidatos de Morena. Según un estudio realizado por “The Complexity Science Hub” de Viena, son la quinta fuente de empleo en México, ya que entre 160 mil y 185 mil personas trabajan para ellos.
Es inadmisible que el gobierno federal, teniendo conocimiento de esta problemática, siga abrazando a los delincuentes y genere un clima de impunidad para ellos. Lo que ha ocasionado la complacencia del gobierno de Morena es que la violencia vaya en aumento.
Los datos oficiales demuestran que en lo que va de esta administración, más de 162 mil personas han sido asesinadas y más de 44 mil se encuentran desaparecidas. Estas cifras son desesperanzadoras.
Aunado a ello, las imágenes que se han hecho públicas sobre distintos grupos delincuenciales disputándose el territorio o siendo recibidos entre aplausos y vivas, son terribles, reflejan la cruel realidad y muestran lo devastador que son las consecuencias de que el gobierno claudique frente al crimen organizado.
Tanto en el norte como en el sur, el crimen organizado mantiene una disputa entre grupos por el dominio del país y mantiene a los mexicanos ante una inseguridad latente.
Los derechos humanos de los mexicanos son vulnerados, la vida y la integridad están en riesgo constante y la falta de atención de este gobierno morenista ha ocasionado una crisis social, económica y productiva en todo el país.
Por ello, es urgente que se cambie la estrategia de seguridad y se deje de abrazar a los delincuentes. La complacencia que tiene la administración de Morena con los integrantes del crimen organizado, hoy tiene al país derramando sangre y esto debe parar.
