Opinión

¡A defender la libertad!

La historia nos ha demostrado que los movimientos sociales tienen más fuerza cuando se coordinan

La libertad es uno de los valores más preciados que tenemos como seres humanos. Vivir en un país donde podemos expresar lo que pensamos, tomar nuestras propias decisiones y elegir el rumbo de nuestras vidas es, sin duda, algo que debemos defender con todas nuestras fuerzas. Sin embargo, no en todos los rincones del mundo se goza de esta libertad. La represión es una realidad que afecta a millones de personas.

En los países donde la represión es más evidente, como Cuba, Nicaragua y Venezuela, las voces que se levantan son rápidamente silenciadas ya sea a través de la censura, la intimidación o incluso la violencia y la cárcel.

Estos lugares nos recuerdan lo frágil que puede ser la libertad. Ante esta situación, es fundamental que como sociedad global no miremos hacia otro lado. No se trata solo de apoyar a quienes viven bajo regímenes represivos, sino de comprender que la lucha por la libertad es tarea de todos.

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Por eso, la unidad de los actores sociales a nivel internacional es clave. La historia nos ha demostrado que los movimientos sociales tienen más fuerza cuando se coordinan y apoyan mutuamente, uniéndose en un frente común.

Las fronteras no deben ser un obstáculo para defender los derechos humanos y la libertad. Lo que afecta a un país tiene repercusiones en el resto del mundo. Enfrentar a la represión requiere que las personas, organizaciones, activistas, gobiernos y medios de comunicación nos unamos, no solo para alzar la voz, sino para actuar de manera conjunta y solidaria.

Un claro ejemplo de este esfuerzo por unir fuerzas a nivel internacional es el Foro América Libre (FAL), una plataforma que agrupa a diversas organizaciones y actores sociales y políticos comprometidos con la defensa de la libertad en América Latina y el mundo.

Este foro busca ser un espacio de diálogo y cooperación, donde se comparten experiencias, estrategias y recursos para enfrentar la represión en cualquiera de sus formas. Además, el FAL no se queda solo en el discurso. Promueve acciones concretas y efectivas para luchar contra los sistemas opresores y defiende los derechos humanos.


La importancia de iniciativas como esta radica en que la lucha por la libertad requiere del esfuerzo colectivo de todos aquellos que creen en un mundo más justo. Cuando los actores sociales se unen, se fortalece la posibilidad de crear un impacto real, de presionar a los gobiernos y de generar cambios que trasciendan fronteras.

En este contexto, es importante destacar que los regímenes autoritarios no solo recurren a la censura y la violencia, sino que también han desarrollado estrategias más sofisticadas para protegerse.

Como señala Sebastian Grundberger en su libro La Galaxia Rosa, estos regímenes tienden a apoyarse mutuamente, y cuando son investigados o procesados judicialmente, alegan ser víctimas de persecución política, el supuesto “lawfare”.

Esto significa que denuncian el uso de herramientas legales con fines políticos, buscando deslegitimar a sus adversarios. Sin embargo, ellos niegan utilizar este método en contra de sus opositores, como en el caso de María Corina Machado a quien el régimen venezolano inhabilitó injustamente.

Frente a este tipo de represión, la única respuesta válida es una lucha que sume esfuerzos, cruce fronteras y una a todos aquellos que creen en un futuro donde la libertad sea la norma y no la excepción. El FAL nos demuestra que esta lucha es posible. Al tiempo…

DETALLES. El uso de una tómbola en el Senado para la elección de 711 candidatos a juzgadores es un grave insulto a la justicia y a la democracia. Este mecanismo aleatorio le quita seriedad a un proceso que debería estar basado en el mérito, la capacidad y la integridad.


Elegir a quienes tendrán la responsabilidad de impartir justicia a través de un sorteo degrada la confianza pública en las instituciones y pone en riesgo la imparcialidad del sistema judicial. No podemos permitir que la suerte decida el destino de los ciudadanos; la justicia no es un juego de azar.

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