Opinión

Qué chingonería es “Mil veces no”

¡Qué buena vida! Por Ricardo Tinajero

Cuando hablamos o nos referimos a una persona o varias como chingón o chingonas, es porque son exitosas o nos gusta lo que hacen. Pero la Real Academia Española define a chingón así, “Dicho de una persona: Competente en una actividad o rama del saber” y dirán ¿ahora por qué nos explicas esto? Porque acabo de ver una verdadera joya de la dramaturgia mexicana contemporánea, que es una belleza.

Es rebonita, una cosa que desde que te sientas y esperas la tercera llamada, hay una serie de acotaciones que da el narrador Miguel Tercero y no te das cuenta de que ya estas dentro de la obra. Este gran texto es de Paula Zelaya y Ana González Bello y nos habla de una situación universal, que no pertenece a ninguna ciudad, pero pudiera ser en cualquier parte del mundo.

El chiste es que Miranda lleva varios años encerrada en su departamento, una cuestión poco inusual, todo lo pide por aplicación -conozco a varias que hacen eso- despensa, comida, papelería, todo lo que ella necesita se lo llevan a la puerta de su casa, pero lo dejan en la puerta, sin que la vean.

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De entrada, piensas, un poco rara esta mujer, pero nunca te imaginas por el dolor que está viviendo desde hace tiempo. Y un día llega Baltasar, a vivir al departamento de enfrente. Y, precisamente, ahora es el dueño, porque su tía se lo heredó, por lo tanto, ahora le tendrá que pagar la renta.

Proveniente del interior de la república, de una de esas comunidades autosuficientes -tipo menonita- pero que mientras transcurre la historia deja ver un lado muy oscuro y aunque pareciera tierno, inocente, tiene una culpa del tamaño del mundo.

Sin embargo, aquí el narrador es pieza fundamental en la trama, Paula Zelaya Cervantes hizo un trabajo excepcional, a que este como los actores rompieran la cuarta pared y te volvieran parte esta gran historia de amor, dolor y reconciliación; no debió ser nada fácil llevarlos a imprimirle un poquito de comedia a tanto dolor que cargan estos protagonistas y que eso hace esta puesta en escena única, porque lo conjuga de una manera poética.

Esta me enseño que la vida o Dios te da segundas oportunidades y que todo es causalidad. También que todo lo que hacemos tiene repercusiones buenas o malas, a cada acción una reacción.


Quiero destacar algo, Miguel posee un talento brutal, desde que lo vi en “Junio en el 93″ dirigido por Martín Acosta, me pareció que era un chavo con una capacidad de interpretación muy buena, un actor nato; pero acá se voló la barda, porque hace varios personajes y no cae en lo burdo. Lo hace muy bien, él es un elemento clave de esta obra.

Ana, a ella ya la había visto su trabajo en series y películas, pero acá esta brutal, llevando a ese personaje a que vea la luz de vivir, creer y sobre todo a salir de ese departamento – no es que no quiera, no puede bajar las escaleras, ni usar el elevador- la razón la tendrán que descubrir ustedes mismos.

Luis Eduardo Yee, tengo que reconocer que he visto poco de su trabajo, pero leí muchas cosas sobre él, para empezar, es egresado de la Escuela Nacional de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes, ha escrito varias obras, ha ganado becas, las cuales las ha aprovechado, ha cosechado varios reconocimientos y todo eso se ve sobre las tablas, porque este personaje te llena como espectador de una ternura e ingenuidad al cien por ciento, pero cuando llega el momento de afrontar una verdad tan cruda y escabrosa, no das crédito.

Y algo que le da un toque espectacular. La música de Cristóbal Maryán, enriquece de tal manera que te eriza la piel y te saca varias lágrimas de lo bien que esta conjuntada, y cuando hace dueto con Miguel son la mancuerna perfecta. Por todo lo anterior, les quiero decir que es una verdadera chingonería esta obra, aparte de que está en un teatro hermoso, el Teatro Casa de la Paz, que está en la Roma, muy céntrico.

No hay pretexto para no verla, en verdad felicidades a todos los que hacen esta obra, son extraordinarios en su trabajo y gracias por regalarnos dos horas en la que nos olvidamos de nuestra cotidianidad, para sumergirnos en esta historia. ¡Son unos chingones!

Los invito a que me sugieran, comenten y también me recomienden lo que les gusta. Pueden encontrarme en mis redes sociales: Twitter: @Tinajas, Instagram: @tinajas75 y TikTok: @tinajas1975. Nos vemos la próxima semana.


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