La Iglesia dice: el cuerpo es una culpa.La ciencia dice: el cuerpo es una máquina.La publicidad dice: el cuerpo es un negocio.El cuerpo dice: yo soy una fiesta.
Eduardo Galeano
¿Qué hacer cuando la memoria desaparece por completo o se va difuminando poco a poco hasta perderse sin ninguna posibilidad de recuperación? ¿Cómo reaccionar cuando la memoria —uno de los fundamentos de nuestra identidad—se pierde y, por lo tanto, se vive en un continuo presente desconocido, caótico, desorganizado?
El deterioro cognitivo que se produce en los diferentes cuadros de demencia puede afectar, entre otra funciones psicológicas (atención, lenguaje, funciones ejecutivas…) a la memoria, tanto la de corto como la de largo plazo, la de tipo episódica y la de procedimientos. El camino por seguir cuando alguien siente o ve en alguien más que su memoria comienza a fallar, es buscar consultar con un especialista en neuropsicología y geriatría, principalmente, para que realice una evaluación y seguimiento.
Las consecuencias de los problemas de memoria en la vida práctica se pueden presentar desde pequeños olvidos benignos, que muchos de ellos se pueden compensar con diversas estrategias, hasta eventos que comprometen la funcionalidad e independencia de la persona, y, por lo tanto, requieren la asistencia personalizada de un cuidador. Cuando ese es el caso, la persona habita en un tiempo presente continuo, caracterizado, según sea el caso, por la brevedad del instante. Esto se ve reflejado en su relación consigo mismo, las personas y las cosas: el trato y el manejo es al momento, no antes ni después; entonces el lenguaje, la forma de hablarles cobra una importancia mayor, ya no tanto como explicación con contenido rebuscado, mismo que la persona la mayoría de las veces no puede entender o conservar, sino de hablarles con una palabra-gesto, es decir, con una palabra que toca, una palabra poética que permite un trato diferente.
La palabra-gesto se elige — y caracteriza — a partir de las formas singulares de cada persona, que se pueden localizar gracias al trabajo de los familiares y cuidadores que observan y escuchan; son formas de hablarle a la persona afectada en su memoria como si se tratara de una palabra-tonada musical que a ella o a él le gusta oir, de un lenguaje poético, no descriptivo, sino representativo, figurativo, como los juegos del lenguaje que tienen lugar en la poesía, el teatro y la comedia.
Por otro lado, la pérdida de memoria pone en evidencia una cosa siempre presente en los seres humanos: la identidad y el origen nunca se basan en la mera memoria, jamás radican sólo en el pasado o al menos no del todo, sino en el instante presente, tiempo donde pude tener lugar un futuro diferente gracias a las variaciones que se pueden hacer de él a través de las decisiones, lo que permite la renovación, nacer mil veces.
*El autor es psicoanalista, traductor y profesor universitario. Instagram: @camilo_e_ramirez