Opinión

Cuando los padres se divorcian. ¿Cómo afecta emocionalmente a mis hijos?

¿Cómo actuar ante la separación?

Los padres deben explicar de modo paulatino, razonable y coherente los motivos por los que se separan, teniendo en cuenta, obviamente la edad y las características del niño, conviene decirles que es una decisión muy pensada, evitando señalar responsables, culpables o inocentes en la decisión de separarse. Y es muy importante, no presentarles la separación de una forma irreal, en la que no va a haber problemas y en la que todos van a ser felices desde el principio, ya que les costará a todos adaptarse a la nueva situación.

Es importante tomar en cuenta qué a pesar de la separación o divorcio, siguen siendo una familia, los hijos e hijas no se divorcian, quienes se separan son los padres y madres, por lo tanto, los hijos e hijas no tendrían por qué perder la relación con ninguno de los progenitores. También, es necesario, proteger a los hijos del conflicto.

Los hijos menores de 5 años requieren explicaciones sencillas, cortas y concretas, y requieren información porque hasta esta edad, los padres y las madres son percibidos como una unidad que no se puede separar, por lo que a esta edad se puede vivir como un verdadero trauma la separación.

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Entre los 5 y los 8 años de edad, necesitan saber más; en concreto es necesario que conozcan como la separación les afectará a nivel personal, ya que muchos pueden echarse la culpa de la separación, y también pueden tener fantasías sobre una futura reunificación familiar y problemas de lealtad, parte de lo que se les explicará, debe incluir que es una decisión que no tiene vuelta atrás.

Ya entrando en la pre-adolescencia entre los 9 y 12 años de edad, la separación se puede ver como un hecho fuera de su control, como un problema de los adultos, y no de ellos, pero al mismo tiempo sentirse preocupados y con conflictos con ambos padres, reaccionando con mayor malestar emocional hacía diversas situaciones, y no solo hacia la separación en sí.

En la adolescencia, algunos se comportarán de manera “adulta” y responsable, y entienden la separación y no quieren tomar partido por ninguna de las partes, en otras ocasiones, niegan el problema, se enfadan o se encierran en sí mismos y tienen conductas que indican el desacuerdo con la decisión tomada, a veces con fuerte descarga emocional y discusiones, por lo que se tendrá que hablar con ellos de forma directa, sin rodeos, siendo claros y empáticos con su sentir.

Como podemos ver, las manifestaciones psicológicas del divorcio se pueden presentar con consecuencias a corto, mediano o largo plazo, generando un amplio rango de malestar que a pesar de que el menor presente buena comunicación con sus padres, será inevitable sentir malestar ante este proceso, y que más bien, algunos factores favorecerán que el malestar persista y se intensifique, o por el contrario, se acepte y se pueda tolerar con mayor facilidad.


Las consecuencias psicosociales de la desintegración familiar pueden ser de tal magnitud, que muchas veces es necesaria la intervención del psiquiatra, u otros clínicos de la salud mental, para disminuir sus efectos negativos sobre los padres y sus hijos.

Ante esto es importante saber que, el divorcio siempre creará un momento de crisis para cada una de sus partes y, por lo tanto, ambos padres en proceso de separación deberán enfocarse primordialmente en el duelo de cada uno de los menores involucrados, para que puedan vivir esta crisis de modo progresivo, con apoyo, y con la menor inestabilidad posible.

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