El atole es la bebida por excelencia para acompañar los tamales en este Día de la Candelaria y en México se preparan de diferentes formas y sabores. El origen de esta prodigiosa bebida es prehispánico y se ha ido adaptando a los tiempos.
La palabra atole viene del náhuatl atolli (de atl agua y tol diminutivo despectivo) que significa aguado, elaborada con maíz y agua.
En la época colonial
Según Fray Bernardino de Sahagún, los pueblos originarios del siglo XVI consumían distintas variedades de atole, el cual era servido lo mismo frío que caliente.
En Tenochtitlan preparaban el atole hirviendo la masa de maíz sazonada con cacao, chiles y miel de abeja, la cual era utilizada como endulzante.
Incluso Hernán Cortés, menciona al atole en sus Cartas de Relación, lo describía como una bebida muy energética, pero no del gusto de los españoles, por eso se fue transformando y al crearse las cocinas novohispanas se añadieron ingredientes traídos del viejo continente como la canela, la leche, el azúcar y frutas.
De acuerdo al Diccionario Enciclopédico de la Gastronomía Mexicana, “aunque el atole se concibe como una bebida espesa caliente y dulce, existen algunas excepciones que no contienen endulzante o azúcar; pueden ser de sabor agrio, salados y picantes, pero en todos los casos son líquidos, espesos y se sirven calientes”.
Así podemos encontrar una variedad de atoles por toda la República Mexicana como el atole negro, llamado chaqueta o cuexcomate, típico de Michoacán. Se hace tostado y por dicho proceso es como adquiere su color tan característico y un aroma ahumado que después se mezcla con el atole base.
En la Ciudad de México es típico tomar el champurrado, hecho con masa, canela, piloncillo y chocolate. También en La Merced se hace el chileatole, una bebida salada compuesta de masa, chile poblano y granos de elote.
Otro atole famoso es el atole de lentejas, de Chihuahua, que se aromatiza con piloncillo, clavo y canela. Una bebida muy consumida en dicho estado en la época de frío y que forma parte del patrimonio gastronómico chihuahuense.
En Hidalgo, el atole se hace con gualumbo o flor de maguey; mientras que en Baja California con bellotas, biznaga y hasta pescado.
En el municipio de Atoyatempan, en Puebla, los pobladores acostumbran a tomar el xocoatole que se hace de maíz fermentado y suele acompañarse de frijoles.
Por último, en Yucatán, se preparan varios estilos como el sikil sa’ o atole con pepita tostada, el atole de pinole (k’áaj) que contiene azúcar y un poco de pimienta y el atole con camote de maíz desgranado y molido con ese tubérculo.
Otros atoles tradicionales en el país:
Aguascalientes: Pinole
Baja California: Bellota
Colima: Tamarindo
Estado de México: Arrayán
Hidalgo: Aguamiel
Jalisco: Cascarilla
Michoacán: Chaqueta
Morelos: Frijol
Nuevo León: Mezquite
Oaxaca: Cacahuate
Puebla: Xocoatole
Querétaro: Higo
San Luis Potosí: Elote tierno
Sinaloa: Guamúchil
Sonora: Garbanzo
Tlaxcala: Amaranto
Veracruz: Coco