Querétaro

Lo que pudo ser

Columna Desde Calzada de los Arcos

Tras estar prácticamente terminado el nombramiento del gabinete de la Doctora Sheinbaum, se deja ver que existe todavía una gran influencia (por no decir autoridad) del actual presidente sobre su sucesora.

Lo que en principio aparentaba ser un gabinete con más técnicos que políticos, gente especializada en su materia y sin inclinaciones o arraigos partidistas que pudieran condicionar su labor, terminó por ser un gabinete con la misma línea e inercia que el anterior. Personajes sentados en la silla de una secretaría, privilegiando los intereses del partido antes que los de un país anhelando ser mejor.

Nombres repetidos, con ciertas variaciones en su posición, pero que habrán de mantenerse, por algún tiempo más, al frente de cargos de vital relevancia. Esta situación, deja un gran lugar a la especulación y duda de quién tendrá el control de la siguiente administración. Al gabinete lo debe nombrar el o la persona que encabezará el ejecutivo federal, sin importar quien lo antecede.

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Vemos perfiles como el de quien logró llegar a ser Ministro (y presidir la SCJN), la máxima aspiración de cualquier jurista en la carrera judicial, y decidió renunciar a eso por un cargo, quizás inventado por probables compromisos políticos, mismo que pudiera resultar tener relevancia nula. A ese nivel de irracionalidad han llegado.

Algunos otros, bajo el pretexto de un “buen trabajo” (no han habido buenos resultados), que habrán de repetir en su misma posición. Cruciales para el desarrollo del país en materia de salud, gobernabilidad, entre otras.

De inicio, parecía que se había ya desprendido de ese “cordón umbilical” y se marcaba la pauta de quién iba a gobernar y mandar. Tras estos nombramientos, es inevitable pensar que nos habremos de enfrentar a la continuación del sexenio que está por terminar.

Lo que pudo ser, y por motivos evidentes, seguramente no será.


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