Al comenzar este 2025 de acuerdo con una encuesta publicada recientemente por uno de los diarios especializados en temas financieros, el 59% de los mexicanos considera que el año 2024 que recién ha culminado fue un muy buen año, y quizá por eso un 87% consideran que este año será también muy bueno. En lo referente al 2024, en otro estudio realizado por Ipsos, muy en sintonía con la referida encuesta, para el 58% de la población, la dirección o camino en el que va el país es el correcto.
Con base a este par de encuestas, el sentir de la población refleja un notable optimismo tanto a nivel personal como nacional. Sin embargo, este sentimiento positivo también plantea interrogantes sobre cuáles son las bases para este optimismo y una visión llena de esperanza.
México requiere que se garanticen las libertades, la paz, el orden, la seguridad, la educación de calidad, el Estado de derecho, la correcta impartición de justicia y la legalidad, para permitir un desarrollo pleno en nuestra nación. Por lo anterior, para muchos de nosotros la expectativa que tenemos es que el nuevo año más bien será muy retador.
En este contexto, la participación ciudadana y el fortalecimiento de la democracia serán esenciales para superar las divisiones políticas existentes y permitir hacer realidad las esperanzas de millones de mexicanos.
En este contraste, si las cosas las vemos a la luz de los desafíos que tenemos por delante quizá no existan muchos motivos para el optimismo. De acuerdo con la CEPAL y la OCDE, México presenta la menor proyección de crecimiento económico en la región de América Latina y el Caribe, con sólo un 1.2% de crecimiento del PIB.
Si a todo lo anterior le sumamos el segundo mandato de Donald Trump, que vislumbra una relación bilateral más tensa, que presionará a México en materia de política migratoria y combate al crimen organizado, puede obligar al gobierno a combatir de manera frontal a las organizaciones criminales, que de no hacerse de manera quirúrgica, puede crear nuevos focos de inseguridad y violencia, inhibiendo el desarrollo de regiones y la posibilidad de mejorar las condiciones de vida de importantes porciones de la población de nuestro país.
No obstante lo anterior, en este 2025, México tiene la oportunidad de transformar sus desafíos en catalizadores de cambio, reafirmando su riqueza cultural y potencial humano.
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