Cada infección ofrece una oportunidad para que el virus mute, y ómicron tiene una ventaja sobre sus predecesoras: se propaga mucho más rápido a pesar de haber surgido en un planeta con un mosaico de inmunidad más fuerte, ya sea por vacunas o por personas que ya se enfermaron anteriormente.
Eso significa que hay más personas en las que el virus puede seguir evolucionando.
Los expertos no saben cómo podrían evolucionar las próximas variantes de la pandemia, y señalan que no hay garantía de que las secuelas de ómicron causen una enfermedad más leve o de que las vacunas existentes funcionen contra ellas.
Por lo tanto, instan a ampliar la vacunación ahora, mientras las inyecciones actuales siguen siendo eficaces.
“Cuanto más rápido se propaga ómicron, más oportunidades hay para mutaciones, lo que podría conducir a más variantes”, advierte Leonardo Martínez, epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Universidad de Boston.
Desde que surgió a mediados de noviembre, la ómicron ha corrido por todo el mundo como fuego a través de hierba seca. Las investigaciones muestran que esta variante es al menos dos veces más contagiosa que la delta y al menos cuatro veces más contagiosa que la versión original del virus.
Al mismo tiempo que ataca a las personas no vacunadas, la variante ómicron tiene más probabilidades que la delta de reinfectar a quienes ya se han enfermado de covid-19 y de causar “infecciones progresivas” en las personas vacunadas. La Organización Mundial de la Salud informó un récord de 15 millones de casos nuevos de covid-19 para la semana del 3 al 9 de enero, un aumento del 55 % con respecto a la semana anterior.
Además de mantener a las personas relativamente sanas fuera del trabajo y la escuela, la facilidad con la que se propaga la nueva variante aumenta las probabilidades de que el virus infecte y permanezca dentro de las personas con sistemas inmunológicos debilitados, lo que le da más tiempo para desarrollar mutaciones potentes.
“Son las infecciones más prolongadas y persistentes las que parecen ser los caldos de cultivo más probables para nuevas variantes”, afirma el doctor Stuart Campbell Ray, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad Johns Hopkins. “Sólo cuando alguien tiene una infección muy extendida, brindará la oportunidad de que eso ocurra”.
Debido a que la ómicron parece causar una enfermedad menos grave que la delta, su comportamiento ha despertado la esperanza de que podría ser el comienzo de una tendencia que al final haga que el virus sea más leve, como el de un resfriado común.
Los expertos dicen que esa es una posibilidad, dado que los virus no se propagan bien si matan a sus anfitriones muy rápidamente. Pero los virus no siempre se vuelven menos letales con el tiempo.
Una variante también podría lograr su objetivo principal, la replicación, si las personas infectadas desarrollaron síntomas leves inicialmente, propagaron el virus al interactuar con otros y luego se enfermaron gravemente, explica Ray, a modo de ejemplo.
“La gente se pregunta si el virus evolucionará y se volverá menos potente, pero no hay una razón particular para que lo haga”, agregó. “No creo que podamos estar seguros de que el virus se volverá menos letal con el tiempo”.