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Burkina.- La familia del presidente de Burkina Faso abandona el país y los militares exigen la dimisión de Kaboré

MADRID, 24 (EUROPA PRESS)

La familia del presidente de Burkina Faso, Roch Marc Christian Kaboré, se ha ido este domingo del país africano y los militares amotinados exigen la dimisión del mandatario.

«Según nuestra información, la familia del presidente Roch Kaboré abandonó Burkina Faso», según ha informado a través de Twitter el medio LSI Africa.

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A última hora de este domingo se han escuchado disparos cerca de la casa del presidente de Burkina Faso, horas después de que soldados amotinados dispararan en varios cuarteles de la capital, Ouagadougou, según ha recogido el medio The Africa Elects.

Los líderes de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) han llamado a la calma en Burkina Faso a través de un comunicado y han expresado su solidaridad con el presidente, Roch Marc Christian Kaboré, el Gobierno y el pueblo del país africano.

La CEDEAO también ha pedido a los militares que promuevan el diálogo con las autoridades de Burkina.

El Gobierno de Burkina Faso ha decretado este domingo un toque de queda entre las 20.00 y las 5.30 horas en respuesta a la situación de incertidumbre tras el amotinamiento de varias unidades militares durante la jornada, ha informado la radiotelevisión pública RTB.


Previamente, el Gobierno había confirmado varios incidentes por disparos en cuarteles militares de la capital, Uagadugú, y de otras ciudades del país, pero ha desmentido por completo que esté ocurriendo ahora mismo un golpe de Estado militar, un día después de una gran manifestación contra el presidente del país, Roch Marc Christian Kaboré como gesto de repulsa por la inestabilidad y la violencia que reinan en el país.

Aproximadamente desde las 4.00 horas de la madrugada del domingo se han producido disparos en varias instalaciones militares, incluido el aerpuerto militar de la capital, Uagadugú.

Tras el desmentido del golpe de Estado, los militares amotinados desde la madrugada han asegurado que no aspiran a tomar el poder, sino que exigen más medios y el cese inmediato de la cúpula de la Agencia Nacional de Inteligencia por su incapacidad en la lucha contra el yihadismo que azota desde hace años al país.

Fuentes militares del medio Courrier Confidentiel han confirmado que los amotinados solicitan también «la formación del personal adaptada a la amenaza», una revalorización de las bonificaciones que reciben por luchar en el frente de combate y mejor atención para los heridos y las familias de los fallecidos.

Los militares amotinados han asegurado que en ningún momento han solicitado la salida del poder del presidente Roch Marc Christian Kaboré y su cese no forma parte «por el momento» de las reivindicaciones. No obstante, las mismas fuentes del Courrier Confidentiel han recibido el aviso de los amotinados de que «esta situación podría cambiar» si perciben que el Gobierno está ignorando sus demandas.

Tras conocerse estas informaciones, el ministro de Defensa, el general Aime Barthelemy Simpore, ha explicado a la RTB que están intentando conocer las demandas concretas de los soldados y ha confirmado disparos en al menos seis ubicaciones. Además, ha desmentido la detención del presidente Kaboré para atajar los rumores.


La revuelta de los militares ha sido secundada por grupos de personas que han salido a las calles de la capital, donde han levantado barricadas y atacado una sede del partido del Gobierno, el Movimiento Popular para el Progreso.

A lo largo de la mañana, grupos de manifestantes han prendido fuego a la sede de campaña del MPP en el barrio de Nonsin, según han podido atestiguar los periodistas del portal de noticias. De momento el Gobierno no se ha pronunciado sobre este ataque.

Mientras, la Embajada de Estados Unidos en Burkina ha confirmado protestas durante la jornada y «disparos esporádicos».

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Estas protestas repiten las ocurridas el sábado, cuando cientos de personas exigieron la dimisión del presidente en una convocatoria realizada por un movimiento de la sociedad civil llamado Sauvons le Burkina («Salvemos a Burkina») y que había sido prohibida por motivos de seguridad.

El mismo grupo había realizado otra protesta prohibida a finales de noviembre de 2021 contra el fracaso del gobierno para detener los ataques de grupos armados afiliados a Estado Islámico y Al Qaeda. La marcha se saldó con decenas de heridos.

La violencia prosigue incesante en el país a pesar de los esfuerzos del Ejército; un derramamiento de sangre que alcanzó un punto álgido en noviembre del año pasado, cuando fueron perpetrados dos atentados terroristas en las localidades de Inata y Foubé. El primero dejó al menos 53 fallecidos, la inmensa mayoría agentes de Policía. Otros diez civiles y nueve militares fallecieron en Foubé el 22 de noviembre, en un asalto achacado a milicias islamistas.

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Casi 12.000 personas fueron desplazadas por la violencia durante dos semanas de diciembre, según la ONU, mientras que Kaboré se ha pasado las últimas semanas intentando manejar como puede una crisis que se está extendiendo a su gabinete, como demostró el mes pasado al reemplazar a todo el Gobierno y nombrar a Lassina Zerbo como nuevo primero ministro del país.

De hecho, a principios de enero, las autoridades burkinesas arrestaron a ocho militares, incluido un comandante de alto rango, en relación con un presunto complot para «desestabilizar» las instituciones del país.

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