Durante el fin de semana, Israel anunció que completó otro corredor militar que aisla a Rafah, la ciudad más meridional de Gaza, y divide el territorio en varias partes.Israel ha seguido estrechando el cerco sobre el territorio de la Franja de Gaza. Como consecuencia, sus 2,3 millones de habitantes se ven cada vez más apretujados en un espacio cada vez más reducido, al tiempo que continúan los intensos bombardeos.
El sábado, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, declaró que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) habían tomado amplias porciones de territorio en el sur de la Franja de Gaza.
"Las FDI han completado ahora la toma del Eje Morag, que atraviesa Gaza entre Rafah y Jan Yunis, convirtiendo toda el área entre el Corredor de Filadelfia y Morag en parte de la zona de seguridad israelí", dijo Katz en un comunicado.
En un post en X, Katz añadió que "Gaza se hará más pequeña y quedará más aislada, y cada vez más de sus residentes se verán obligados a evacuar las zonas de combate". Asimismo, instó a los palestinos a "expulsar a Hamás" para "detener la guerra".
El gobierno israelí había prometido intensificar su ofensiva y tomar amplias zonas de Gaza para presionar a Hamás, calificado de grupo terrorista por muchos países, para que libere a los 59 rehenes restantes, 24 de los cuales se cree que siguen vivos, y acepte nuevas condiciones de alto el fuego.
La población civil paga el precio
Una vez más, es la población civil de Gaza la que está pagando el precio. Antes de la guerra, la gobernación de Rafah, en el extremo sur de la Franja de Gaza, albergaba a unas 200.000 personas.
Cuando Abdul Rahman Taha regresó a su barrio de Rafah tras la entrada en vigor del alto el fuego temporal en enero, sólo encontró "una pequeña parte de la casa en pie". La familia se quedó en las ruinas de su antiguo hogar. A principios de abril, el ejército israelí emitió órdenes de desplazamiento a los residentes, y Taha y su familia se vieron obligados a marcharse una vez más.
"Rafah está casi completamente destruida. Quedan muy pocas casas. Las calles ya están en ruinas y habrá que reconstruirlas. Ahora van a terminar el trabajo y destruir lo que queda", dice Taha, que vuelve a vivir en una tienda de campaña en Jan Yunis, en condiciones aún más duras.
Tras finalizar la primera fase del alto el fuego a principios de marzo, el gobierno israelí interrumpió todos los suministros de combustible, alimentos, bienes comerciales y humanitarios hacia Gaza. Naciones Unidas advirtió este lunes que "la situación humanitaria es ahora probablemente la peor de los 18 meses transcurridos desde el inicio de las hostilidades".
"Justo cuando pensábamos que la guerra había terminado, ha vuelto con ganas de venganza, con la sangre fluyendo sin parar, 24 horas al día", señala Taha. "Hay aún más caos. La situación de la seguridad interna está empezando a deteriorarse. Es una sensación aterradora".
A este palestino de 51 años le preocupa que su ciudad natal forme parte ahora de una "zona de contención". El recién creado Corredor de Morag -un corredor terrestre de unos 12 kilómetros de este a oeste- separa Rafah de la vecina Jan Yunis y de su paso fronterizo con Egipto.
Esta zona debe su nombre a un antiguo asentamiento israelí desmantelado en 2005, al igual que el corredor de Netzarim, en el centro de Gaza, que separa el sur del norte. Las FDI vigilan la circulación entre ambas zonas con puestos de control. Los militares abandonaron la zona durante el alto el fuego, pero volvieron a desplegarse en marzo.
Abdul Taha espera que Israel quiera "intimidar a la gente y ejercer presión política" en lugar de impedirle regresar a casa. Sin embargo, dijo, "el problema es que todo el futuro de Gaza se ha vuelto un enigma".
El gobierno israelí no ha compartido ningún plan para el día después en Gaza y ha descrito sus movimientos como parte de su estrategia de máxima presión sobre Hamás. Grupos de derechos humanos afirman que el gobierno israelí parece estar sentando las bases para un control militar a largo plazo, dividiendo la Franja en diferentes partes mediante corredores y ampliando una zona de contención existente a lo largo del área fronteriza de Gaza con Israel.
Nuevo desplazamiento de la población
Abdul Taha es uno de los 400.000 nuevos desplazados por la última ofensiva, según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés). Mientras que cientos de miles de desplazados pudieron regresar del sur al norte durante el alto el fuego de enero, ahora el ejército israelí ha ordenado a muchos que se desplacen más al oeste.
Según la OCHA, casi el 70 por ciento del territorio se ha puesto bajo "orden de desplazamiento" o se ha designado como zona "restringida", donde las autoridades israelíes exigen a los equipos humanitarios que coordinen sus movimientos. El ejército israelí ha afirmado en repetidas ocasiones que las evacuaciones son para mantener a los civiles fuera de peligro, y algunas han afectado a zonas donde militantes palestinos han disparado recientemente cohetes contra Israel.
El ministro de Defensa israelí Katz reiteró durante el fin de semana que se permitiría el "paso voluntario" a otros países a "todos aquellos que estén interesados", en referencia al polémico "plan de reubicación" del presidente estadounidense Donald Trump para los 2,3 millones de habitantes de Gaza; un plan que, según la ONU, equivale a un traslado forzoso.
La ampliación de la zona de contención arrasa pueblos y tierras de cultivo
Además del desplazamiento y la división del territorio, Israel ha ampliado gradualmente una zona de contención preexistente dentro de Gaza que se extiende desde el norte a lo largo de la zona fronteriza con Israel en el este hasta la frontera sur con Egipto.
Breaking the Silence (Rompiendo el silencio), que recoge testimonios de exsoldados de las FDI que sirvieron en los territorios palestinos ocupados, publicó la semana pasada un informe en el que se detalla lo que describen como destrucción sistemática de viviendas, infraestructuras y tierras de cultivo en la zona de contención. Afirman que la zona está ahora en gran medida restringida para los palestinos.
"Hemos demolido todo: campos de cultivo, cementerios, zonas industriales, viviendas, obviamente. En las FDI se supone que eso nos daría más seguridad. ¿Por qué? Porque podemos ver a Hamás o a la Yihad Islámica acercándose", dijo Nadav Weiman, director ejecutivo de Breaking the Silence.
Gran parte de las tierras incluidas ahora en la zona de contención fueron tierras agrícolas, lo que plantea interrogantes sobre el impacto a largo plazo y sobre si Gaza podrá volver a producir al menos parte de sus propios alimentos. Según estimaciones de Breaking the Silence, la zona de seguridad tiene hasta 2,5 kilómetros de ancho en algunas partes, llegando a barrios urbanos como Shejaiya, en el este de la ciudad de Gaza.
Lamia Bahtiti abandonó Shejaiya la semana pasada bajo el ruido de intensos bombardeos.
"Todas las zonas cercanas a la frontera -norte, sur y este- han sido tomadas y están bajo bombardeo de artillería. Todas las zonas del interior de la Franja de Gaza están bajo bombardeo aéreo. No hay escapatoria", dice esta mujer de 43 años a DW por teléfono desde el oeste de la ciudad de Gaza, donde la familia se aloja en casa de unos parientes.
Bahtiti se enfrenta a una lucha diaria cada vez más difícil para mantener a su familia, ya que "no hay productos de limpieza en el mercado, no hay agua potable, no hay comida suficiente, no hay gas, y la situación sanitaria es terrible".
"Gaza ya no es la Gaza de antes. Intentamos sobrevivir por el bien de nuestros hijos y con la esperanza de un futuro mejor", añade.
Emily Gordine colaboró desde Jerusalén.
(aa/ers)