Por C7 Salud Mental
“Este es un día maravilloso, nunca lo había visto antes.” Solía decir la norteamericana Maya Angelou, y quizá para empezar un nuevo año nuevo, sea una frase que nos permita ver desde una perspectiva distinta.
Es pensar en que solo tenemos hoy, y si nuestra mirada está puesta más en lo que si hay, quizá se suavicen los embates de aquello que no hay y es inevitable.
Es enero y comienzan las promesas, los planes y los objetivos a abarrotarse, poco a poco vamos dejando el ímpetu con el que arrancamos el año, jurando que vamos a ponernos a dieta, vamos a ahorrar, pagar las deudas, visitar a esos tíos y amigos que hace años no vemos, a pedir una disculpa donde hace falta. A medida que la vida sucede, nos vamos adormeciendo, cayendo en un estado de apatía, donde sentimos que no podemos cumplir con todo eso que nos fijamos como metas, y el desánimo se cobra con su cara de fracaso.
A menudo, nos comprometemos a hacer cambios drásticos, que no son sostenibles a largo plazo, y esto nos lleva a la desmotivación y al abandono de eso que queríamos alcanzar.
Cambiar hábitos es difícil, requiere tiempo y un esfuerzo constante. A menudo, volvemos a nuestros patrones habituales sin darnos cuenta.
Una forma de blindar ese espacio interior que nos permita ser más asertivos en aquello que queremos hacer, es que tengamos el alma cimentada en la experiencia que ha dejado lo vivido. ¿Pudiste reflexionar a fin de año que te dejó ese tiempo? ¿Qué aprendiste? Tal vez podamos recoger nuestros fracasos y nuestros aciertos, y desde ahí vayamos al encuentro con ojos nuevos.
Un ejercicio que nos puede servir para esto es cerrar los ojos en la mañana, antes de levantarnos, y hacer un pequeño recorrido por el día anterior, ¿abracé? ¿Sonreí? ¿Saludé? ¿Qué palabras usé? ¿Aprendí algo nuevo de mí? ¿De los otros? Es estar atento a lo que vieron mis ojos, escuché, saboreé, olí y mi piel con qué, o con quién estuvo en contacto. ¿Durante ese día estuve cerca de alguien que me necesitaba?
En el transcurso del día estar atento a estas preguntas nos permite ir fluyendo distinto, es ir encontrando poco a poco lo que realmente necesitamos para estar mejor. Cuando comencé a usar estos ejercicios de retrocognición, empecé a encontrar nuevas preguntas y con ellas la necesidad de estar más presente a aquello que se presentaba. Descubrí que me faltaba espiritualidad y emergió de a poco, aquello que me hacía entrar en contacto con mi alma en la infancia.
Escribe cuáles preguntas te aparecen, para cada uno es distinto, somos únicos e irrepetibles, por eso creo que ir encontrando nuestro camino usando ciertas herramientas puede servirnos. Prueba hacerlo y veamos que pasa. Quizá entonces no haga falta hacer tantas promesas que después no podamos cumplir.
Si a medida que el año avanza el desánimo se te desborda, la frustración y la ansiedad te quitan el sueño, el hambre o duermes y comes de más y todo esto te incapacita, sin duda es momento de buscar ayuda profesional.
¡TU IMPORTAS! Y en C7 Salud Mental, estamos para escucharte y atenderte.
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