El cáncer cérvico-uterino es una sombra amenazante que acecha la salud femenina, se alza como un desafío ineludible en la lucha por el bienestar de las mujeres. Con una tasa de mortalidad preocupante, se vuelve una prioridad en el panorama médico actual.
En Latinoamérica, el cáncer cervicouterino es considerada un área de alto riesgo. México en particular, es el segundo país con mayor incidencia, solo detrás del cáncer de mama. No obstante, esta tragedia no es solo una cuestión de números, sino también de conciencia y prevención.
En ese sentido, se resalta la importancia de educar y concientizar a la población femenina sobre la relevancia vital de los chequeos ginecológicos anuales.
Es en esta instancia donde las clínicas especializadas, como Reina Madre, emprenden una gran misión ya que su labor va más allá de la medicina convencional; se convierten en un faro de esperanza, guiando a miles de mujeres hacia una senda de cuidado y prevención.
Situación actual
- Se estima que en el mundo hay alrededor de 604 mil 127 casos de cáncer cervicouterino, así como 341 mil 831 muertes, lo que lo ubica como el cuarto tipo de cáncer más frecuente y en muertes por esta enfermedad entre mujeres.
- Las tasas han disminuido en la mayoría de las regiones del mundo durante las últimas décadas por el aumento de los niveles socioeconómicos, la disminución del riesgo de infección persistente por el Virus del Papiloma Humano (VPH) y las actividades continuas de detección temprana.
- En México, para 2020 el cáncer cervicouterino es el segundo más diagnosticado y la segunda causa de muerte en mujeres, con un estimado de nueve mil 439 nuevos casos y cuatro mil 335 muertes, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social.
La vacunación
En ese sentido, el Virus del Papiloma Humano (VPH) se convierte en una preocupación médica porque esta infección, comúnmente transmitida por contacto sexual es el precursor ineludible del cáncer cervical.
Sin embargo, la luz al final del túnel no es solo un espejismo. La vacunación contra el VPH es su escudo protector, reduciendo drásticamente el riesgo de contraer no solo cáncer cervical, sino también otras formas de cáncer relacionadas.
Apoyo en todo momento
Sin embargo, el camino hacia la prevención no está exento de obstáculos. El temor y la ansiedad suelen ser compañeros de viaje en el trayecto hacia la consulta ginecológica.
Pero aquí es donde la labor de las clínicas adquieren un papel principal, con compasión y dedicación, derriban los muros del miedo, convirtiendo un momento de incertidumbre en un acto de empoderamiento femenino
Estas clínicas especializadas, a través de sus expertos ginecólogos, te guiarán en este recorrido con un enfoque meticuloso y detallado por lo que el miedo a este tipo de consulta desaparecerán.
El chequeo
La doctora Fabiola Mejía Flores, Ginecóloga Obstetra Colposcopista, brinda una explicación detallada de qué sucede y cómo debes prepararte para la cita con el ginecólogo.
La primera parada es la historia clínica, un encuentro íntimo donde el médico se sumerge en el pasado y presente de la paciente, trazando un mapa completo de su salud. Le sigue el padecimiento actual, un espacio para compartir preocupaciones y síntomas, sin miedo ni reservas.
La exploración ginecológica se presenta como el corazón de la consulta, donde la paciente se convierte en protagonista de su propia salud.
Con cuidado y sensibilidad, el médico realiza los exámenes necesarios, guiando a la paciente a través de cada paso con claridad y empatía.
Finalmente, la revisión mamaria cierra este ritual de cuidado integral, recordándonos la importancia de estar atentas a nuestra salud en todos sus aspectos, señaló la especialista.
Consejos sobre cómo prepararte para una cita ginecológica
● Lleva ropa cómoda fácil de quitar y poner.
● Es importante ir sin menstruar, no importa en qué día de tu periodo pero que no haya menstruación.
● No usar medicamentos, óvulos o cremas.
● No tener relaciones sexuales 24 horas antes.
¿Cada cuánto debemos ir a una cita ginecológica?
- Se recomienda por lo menos una vez al año. No hay edad específica para ir por primera vez, puede ser desde la adolescencia para resolver cualquier duda sobre el crecimiento del vello, menstruación, cambios en el cuerpo, si hay algún cambio de peso repentino, aumento de acné, que la regla no sea regular y más. Son bienvenidas las chicas desde los 13 o 14 años o cuando inicie la vida sexual.
En conclusión, la prevención del cáncer cervicouterino no es solo un deber médico, sino un acto de amor propio y autocuidado.
A través de la educación, la conciencia y el acceso a chequeos ginecológicos regulares, las mujeres pueden enfrentar esta enfermedad con valentía y determinación.
En dichas clínicas, este compromiso con la salud femenina se convierte en un faro de esperanza, iluminando el camino hacia un futuro más saludable y prometedor.