Querétaro

Montserrat Luque: romper barreras en el hielo y los negocios

La patinadora y empresaria mexicana comparte su historia de éxito en el deporte y el emprendimiento

Montserrat Luque, una figura destacada en el patinaje artístico sobre hielo en México, compartió en una entrevista exclusiva los orígenes de su pasión por este deporte, sus logros como patinadora y empresaria, y su perspectiva sobre el papel de la mujer y el feminismo. Con 43 años, Luque no solo ha conquistado el hielo con más de 30 medallas de primer lugar en 54 competencias, sino que también ha construido Eden Ice, un espacio dedicado al patinaje que refleja su valentía y visión.

Inicios sobre el hielo: un cliché que marcó su vida

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El gusto de Montserrat por el patinaje comenzó en la adolescencia, influenciado por un fenómeno cultural de los años 90. “Es un cliché. La verdad es que empiezo con un cliché. A principio de los años 90, se transmitió la telenovela Agujetas de color de rosa”, que recuerda con nostalgia. La pista de San Jerónimo, a solo un kilómetro de su casa en la Ciudad de México, y la popularidad de la telenovela despertaron su interés a los 12 o 13 años. “Ahí fue la primera vez que patiné. Siempre he sido muy buena, no sé por qué”, admite con una mezcla de humildad y orgullo.

Luque describe cómo el olor a humedad y el crujir del hielo la cautivaron desde el principio: “Me acuerdo tanto del olor de cuando entraba a la pista… ese olor tan particular del primer hielo de la mañana, hace cuenta que lo tengo aquí”. Ese vínculo sensorial con el patinaje se convirtió en el motor de una carrera que, aunque interrumpida por su traslado a Estados Unidos y Querétaro, resurgió con fuerza en su adultez.

Hazañas sobre el hielo: de aficionada a campeona


A los 30 años, tras una pausa impuesta por la falta de pistas en Querétaro, Montserrat regresó al hielo con una determinación renovada. “Todo lo que yo ya logré ahorita fue como patinadora adulta”, señala. Su primera competencia, a los 31, la llevó a ganar el primer lugar, un logro que marcó el inicio de una trayectoria impresionante. Con 54 competencias en su haber, presume alrededor de 30 medallas de oro y 15 de plata, destacando su constancia y talento.

Uno de sus momentos más memorables ocurrió en un nacional con una rutina técnica inspirada en Star Wars. “Patiné perfecto… no te puedo explicar la sensación de triunfo que tuve”, relata emocionada. A pesar de los nervios que la traicionaron en el Mundial de adultos en Canadá, su resiliencia la llevó a superar sus propios límites en competencias posteriores, como en Italia, donde quedó sexta de 19 participantes.

Eden Ice: un negocio nacido de la pandemia

La pandemia fue un punto de inflexión para Luque. Lo que comenzó como una pista sintética de 12 metros en el garaje de su casa se transformó en Eden Ice, una escuela de patinaje artístico única en México, enfocada exclusivamente en este deporte. “En la pandemia me ofrecen una pista de hielo sintética… se volvió una locura”, cuenta. Con el apoyo de su esposo y la guía de expertos, levantó un negocio que hoy abarca 700 metros cuadrados y atiende a más de 100 alumnos.

“Valentía” es la palabra que Montserrat usa para resumir lo que se necesita para llegar a donde está. “Me topé con personas que por ser mujer no querían negociar conmigo… querían negociar con mi marido”, recuerda, subrayando cómo tuvo que aprender y demostrar su conocimiento técnico para ganarse un lugar en un mundo a menudo dominado por hombres.


El papel de la mujer y el feminismo

Luque ofrece una visión personal y equilibrada sobre el feminismo, moldeada por una vida rodeada de hombres que la han empoderado. “Yo estoy empoderada por mi papá… soy empoderada en cuestión de mi autoestima, de mi forma de perseguirme, gracias a mi papá”, afirma. Su esposo, Iván, también ha sido clave: “Él ha sido una guía… me dio la directriz de decirme, ‘un negocio se hace de esta manera”.

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Lejos de rechazar el apoyo masculino, Montserrat lo ve como una suma positiva: “La masculinidad que me ha rodeado siempre ha sido positiva… más allá de hacerlos a un lado, siempre los trato de sumar”. Para ella, el feminismo no implica competir contra los hombres, sino complementarse. “Yo tengo algo que brindar y hay cosas que desconozco… simplemente nos complementamos en una forma positiva”, explica.

Un legado de comunidad y valentía

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Como madre, empresaria y patinadora, Luque busca dejar un legado de seguridad y felicidad a sus alumnos. “Lo más importante que creo que puedo dejarles es el sentido de triunfo, un lugar seguro y una felicidad”, dice. Su consejo a las niñas es claro: “Sean éticas… ser correctos nos abre la puerta a todo lo que hagamos”. En un deporte competitivo, fomenta el compañerismo y la disciplina como pilares para una comunidad sana.

Su pasión la llevó a crear un espacio donde las nuevas generaciones pueden soñar y crecer. Desde el hielo, su historia es un testimonio de resiliencia, valentía y la fuerza de creer en uno mismo.​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​

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